La Formación MIR como frontera de la licenciatura de medicina

Francisco Pérez Jiménez
2005 Educación Médica  
La educación médica debería garantizar la formación de profesionales competentes, que respondan a las necesidades de eficacia y eficiencia del sistema sanitario. Para conseguirlo se deberían definir previamente las competencias que se desean alcanzar (outcome based education), además de garantizar que el alumno aprender a aprender, ya que el 90% de los conocimientos que utilizará para su ejercicio profesional los deberá adquirir de modo autónoma, frente a sólo el 10% que proceden de una
more » ... a reglada. Finalmente, el pregrado debería estar integrado en el proceso formativo global del médico, que incluye su preparación como especialista, como investigador y el mantenimiento de su competencia profesional a lo largo de su vida, con la formación continuada. Este complejo proceso permite entender la relevancia que tiene la continuidad del proceso formativo. Y es precisamente en este contexto donde es clave el diseño de una prueba adecuada para pasar del pregrado a la especialización. Teóricamente, a esta prueba se le deberían pedir varias características. En primer lugar sería deseable que fuera objetiva, permitiendo seleccionar a los mejores. Adicionalmente, debería tener en cuenta el rendimiento académico del alumno a lo largo de la licenciatura, como reflejo de la constancia y continuidad de su dedicación al estudio. También debería poder discernir las aptitudes del futuro especialista, lo que incluiría su dedicación, su vocación, la presencia de valores tales como su sentido ético y su profesionalismo. Finalmente, y como componente clave, la prueba en cuestión debería evaluar su preparación como profesional, incluyendo las competencias, tanto las cognitivas como las habilidades y las actitudes, incluyendo lo que el médico será capaz de hacer, como abordaría su práctica y su formación como profesional. Por supuesto, sería de desear que dicha prueba se hiciera respetando el equilibrio de las materias de su curriculo de licenciatura. Sin duda, dada la complejidad que tiene la formación médica, es casi imposible disponer de una prueba satisfactoria, que cumpla todos estos requisitos. Sin embargo es muy importante que sea lo más completa posible, entre otros argumentos porque será clave para la promoción del conocimiento y la orientación del aprendizaje a lo largo del pregrado, tanto para el profesor, dirigiendo su enseñanza, como para la motivación del alumno, quien orientará su esfuerzo en función de dicha prueba. En el momento actual, la prueba MIR no cumple la mayoría de esos requisitos. Ciertamente es objetivo, y esa es su principal condición, lo que justifica su prestigio y el que sea considerado un ejemplo de imparcialidad. También incluye el rendimiento académico a lo largo de la licenciatura, reconociendo por tanto el esfuerzo y dedicación. Sin embargo, en la distribución de sus contenidos no se atiene al peso curricular de las distintas materias, como tampoco garantiza la evaluación de las competencias que no sean cognitivas. Esta última condición es especialmente preocupante, por la carencia de procedimientos para conocer las habilidades y la capacidad del médico para actuar como profesional, con la consiguiente influencia negativa en el producto educativo de nuestras facultades. En un estudio que hemos concluido recientemente, realizado en alumnos de sexto de medicina, el rendimiento que alcanzaron los estudiantes en una prueba tipo MIR no se correlacionaba con la obtenida en distintas pruebas para evaluar las diferentes competencias clínicas, incluyendo su capacidad para el manejo de un paciente simulado, o la interpretación de pruebas radiológicas. Esto resulta descorazonador, máxime cuando en el horizonte no se vislumbra una solución a esta ruptura entre lo que el estudiante debe saber y lo que se le pide para hacerse especialista. Actualmente podemos decir que la prueba de acceso a la especialización supone una ruptura total con el concepto de continuidad que debería tener la carrera de Medicina, iniciada en la licenciatura y concluida con la jubilación del profesional. Adicionalmente, existe una ruptura entre las peculiaridades educativas del pregrado con la etapa MIR. En el primero la formación se centra en los aspectos cognitivos, siendo muy escasa la adquisi-
doi:10.4321/s1575-18132005000600012 fatcat:54revzgg2zajpg2exhd6mny354