El fracaso de España en la primera ocupación de los territorios del Golfo de Guinea
Genoveva González Fanjul
2017
Aldaba
INTRODUCCIÓN. Las relaciones de Portugal y España en la época de Carlos III La larga historia de las relaciones diplomáticas de Portugal con Castilla y después con España, resulta a veces incomprensible, difícil de interpretar y llena de ambigüedades y suspicacias por condicionamientos más externos que internos y por motivaciones más coyunturales que estructurales, que se convierte en una constante, que aún hoy día se man tiene. Si los Tratados de San Ildefonso de 1 de octubre de 1777 y del
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... o de 11 de marzo de 1778 (los últimos grandes tratados peninsulares), celebrados entre la España de Carlos III y el Portugal de Doña María 1, hay quienes puedan y quieran interpretarlo como un fre nazo al expansionismo lusitano en la América meridional o como el inicio del continuado y total fracaso de la política española africana, más en concreto en el Golfo de Guinea, tam bién presentan aspectos, no diría inéditos, pero sí de los que se ha dicho y escrito poco; me refiero al hecho de la interpretación de estos tratados como paradigma de las siempre pro blemáticas relaciones entre España y Portugal y el documento y prueba fehaciente en la que se contiene el primer intento serio y no improvisado en que la Monarquía española, se plantea la explotación y el Comercio de Negros, allí donde estaban sus fuentes, aunque cir cunstancias muy diversas malograran. Destacar estos dos aspectos, es lo que nos propone mos en el presente trabajo. La muerte del Rey portugués Don José (1777), la crisis económica que atraviesa Portugal y la desaparición de la escena política del Marqués de Pombal, responsable de las transformaciones más profundas de la política, de la economía y de la sociedad portugue sa en los tiempos modernos, suponen un cambio importante y una coyuntura que van a aprovechar Carlos III y la nueva Reina de Portugal Doña María 1; convencidos españoles y portugueses de la necesidad de replantearse en profundidad sus relaciones y de llegar a un acuerdo, a Madrid había sido enviado como embajador don Francisco de Souza 71
doi:10.5944/aldaba.31.2001.20470
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