Las relaciones Unión Europea - América Central
José Ángel SOTILLO
2009
América Latina Hoy
La intensificación en los últimos años de las relaciones entre la Unión Europea y algunas regiones de América Latina parece haber dinamizado la vinculación eurolatinoamericana. Sin embargo, América Central, que en los ochenta se configuró como la región de América Latina donde la Europa comunitaria había mostrado una gran iniciativa, hoy parece haber quedado en un lugar marginal. Aunque se ha mantenido el diálogo con dicha región, lo cierto es que parece haber descendido algunos lugares en el
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... terés y las prioridades de la Unión Europea. Con el nuevo panorama internacional, aquí también la geoeconomía sustituye a la geopolítica. La década de los ochenta colocó en lo más alto el listón de las relaciones entre la Comunidad Europea y América Central. La situación conflictiva que vivía el Istmo le hacía ser centro de atención mundial, un lugar donde se jugaban las bazas de la Segunda Guerra Fría, pero en cuyo tablero aparecía por primera vez una presencia europea que actuaba conjuntamente en la Comunidad. Se puso en marcha el llamado enfoque europeo -como alternativo al de la Administración de Estados Unidos-que vinculaba la paz en la región a la consecución simultánea no sólo del fin de los conflictos armados, sino también de la democracia y el desarrollo. La iniciativa se ponía en marcha en consonancia con la que los propios países centroamericanos desarrollaban y en apoyo explícito de los procesos de Contadora y Esquipulas, y sin que la presencia de los sandinistas en el Gobierno de Nicaragua cortara la relación con ese país. El apoyo europeo, además, se contemplaba fundamentalmente desde una dimensión regional, entendiendo que junto a problemas nacionales que deberían ser resueltos por vías nacionales, había problemas regionales que debían abordarse desde una dimensión regional. A esas circunstancias, habría que añadir otras dos. En primer lugar, la Comunidad Europea vivía momentos de reforma y ampliación, que conducirían al Acta Única Europea (1986) y a la entrada de Portugal y de España, que dinamizarían si cabe aún más la presencia europea en la región, ya que de hecho -sobre todo España-lo venía haciendo desde una política bilateral. El Acta Única Europea formalizaba la primera puesta en escena internacional de la Comunidad Europea, la Cooperación Política Europea, el prototipo de la futura Política Exterior y de Seguridad Común. En segundo lugar, a Europa no le interesaba que el conflicto centroamericano -aunque muy lejano en la distancia-se prolongara sin solución, dado que esa tensión podría extenderse a otros lugares y afectar, quizá, al propio continente europeo, que ya comenzaba a vivir las primeras convulsiones que desembocarían en los acontecimientos de 1989. Tal como se recoge en un informe de IRELA ', "Los países de la UE, durante la Guerra Fría, comenzaron a preocuparse por los peligros que entrañaban para el proceso de distensión internacional las crisis regionales y los conflictos armados localizados, así como por las posibles repercusiones sobre sus esfuerzos para mantener la paz y establecer formas de cooperación entre los Estados del Este y del Oeste del continente europeo. Es por ello que el entonces Ministro de Asuntos Exteriores de España, Fernando Morán, expresó su preocupación de que Europa se viese afectada por el despliegue militar efectuado por EE.UU. en América Central y por una posible intervención militar norteamericana en la región". Así pues, solidaridad e interés se mezclaron para dar vida a una gran actividad diplomática, política y solidaria con América Central, mucho más importante si tenemos en cuenta que se realizaba de forma manifiestamente contraria a la que defendía Estados Unidos bajo la presidencia de Reagan. La forma en que la Comunidad materializó esa relación supuso una innovación en los mecanismos de acción exterior comunitarios, aunque habría que decir con exactitud de los Estados miembros, puesto que fueron éstos quienes siempre tuvieron la competencia sobre estos asuntos, aunque la vía elegida para llevarla a cabo fuera por medio de la Comunidad. El 28 de septiembre de 1984 se inauguraba en San José la Primera conferencia Ministerial sobre el diálogo político y la cooperación económica entre América Central y la Comunidad Europea, compuesta entonces por diez Estados miembros, aunque España formaba parte
doi:10.14201/alh.2147
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