La Ilustración y la invención de la naturaleza humana (Moratín en el laberinto de las luces)
Juan Carlos Rodríguez
2013
Cuadernos de Ilustración y Romanticismo
Resumen: Se propone en este trabajo un análisis sobre los fundamentos filosóficos y morales de la reforma teatral planteada por autores como Moratín o Jovellanos, en relación con las novedades del pensamiento europeo contemporáneo en materia de teoría literaria y teatral. Unas transformaciones de amplia implicación en la concepción dramática, como elemento político de control social, y como estrategia para la educación moral del pueblo, desde una perspectiva eminentemente burguesa, en oposición
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... y contraste con los parámetros de la fuerte tradición dramática española de ascendencia barroca. Esto es, el teatro como producto social, y la reforma de Moratín como reflejo de las transformaciones sociales y el ascenso económico y político de la nueva burguesía. PalabRas Clave: Jovellanos, Leandro Fernández de Moratín, reforma teatral, siglo xviii. abstRaCt: An analysis of the philosophical and moral basis of the theatrical reform raised by authors such as Jovellanos or Moratín, regarding to the developments in contemporary European thought on literary theory and theater is performed in this work. We analyze the transformations of broad involvement in dramatic conception as a political element of social control but also as a strategy for moral education of the people, from an eminently bourgeois point of view in opposition and contrast to the parameters of the strong Spanish dramatic baroque tradition. That is, the theater as a social product and the reform of Moratín as a mirror of social changes and the economic and the political rise of a new bourgeoisie. La Ilustración y la invención de la naturaleza humana (Moratín en el laberinto de las luces) económico-filosóficos, de 1844, se veía metido en este maldito embrollo: «Es la existencia de su objeto, la naturaleza humanizada, lo que da vida no sólo a los cinco sentidos, sino también a los llamados sentidos espirituales, a los sentidos prácticos (la voluntad, el amor, etc.), en una palabra al sentido humano, a la humanidad de los sentidos...». 3. Por supuesto esto sólo nos indica que no se halla tanta validez legitimadora en los discursos referidos a la propia Naturaleza Humana, y por eso los teóricos ilustrados vuelven una y otra vez sobre el tema. A fin de cuentas la Naturaleza Humana es su gran invento, frente a la Naturaleza sacralizada del mundo feudal que aún pervive. Por eso también resulta claro que no hay sólo dos discursos (el referido a la Naturaleza y el referido a la Naturaleza Humana), sino más atinadamente una tríada, o más bien, un segundo discurso que se desdobla implícitamente a sí mismo. Puesto que por un lado se trataría de analizar y legitimar a la supuesta Naturaleza Humana en sus propios límites y, por otra parte, se trataría de explicar o investigar los problemas de esa Naturaleza Humana en su práctica social, política, moral, estética, literaria, etc. (por no insistir en el tema familiar o en los tabúes sexuales). No hace falta recurrir por ahora al ejemplo básico de la tríada a la que aludo (o sea, a los tres discursos que constituyen las tres críticas kantianas), sino que prefiero comenzar con un planteamiento de Hume que, curiosamente, da ya por resueltos dos de los caminos de conocimiento, mientras que aún le inquieta el tercer camino. Dice Hume en concreto al final de su ensayo «Del contrato original»: Sólo añadiremos, antes de concluir, que aunque en las ciencias especulativas de la metafísica, la filosofía natural o la astronomía el apelar a la opinión general puede ser considerado con justicia poco leal y nada convincente, en cuestiones de moral y crítica no hay realmente otra norma por la que decidir una controversia (1978: 114). 3
doi:10.25267/cuad_ilus_romant.2013.i19.04
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