Nayelli Castro, Hacerse de palabras. Traducción y filosofía en México (1940-1970), col. T de Traducción, vol. 5, Ciudad de México, Bonilla Artigas Editores, 2018, 253 págs

Juan Miguel Zarandona Fernández
2021 Hermēneus Revista de traducción e interpretación  
Deseo recomendar la lectura, en su doble sentido físico e intelectual, de este volumen en torno a las complejas relaciones entre la antigua filosofía occidental y la contemporánea reflexión sobre la traducción, y me permitiré hacerlo comenzando no por el principio, ni tampoco in media res, sino por el final, a saber: les animo a que «lean con sus propios ojos» e «interpreten desde su interior» el paratexto que cierra este completo volumen, denominado él mismo: «Anexo. Índice de traducciones de
more » ... ilosofía (México, 1940(México, -1970. En susodicho anexo está el origen de todo este estudio, Hacerse de palabras...: un completo listado bibliográfico de volúmenes traducidos de filosofía publicados en México entre 1940 y 1970. Como se indica en la admirable nota al pie número 87, situada en la primera página 215 del anexo, no fue tarea fácil. Más bien, fueron necesarias muchas horas de paciente búsqueda de traducciones por catálogos impresos y digitales, fondos editoriales, anales, anuarios, boletines o bases de datos y otras herramientas mexicanas, con la guía segura de tres palabras clave: «filosofía», «México» y «1940-1970». La riqueza de este esfuerzo en pro de la absorción de la filosofía universal llevado a cabo en la nación mexicana, desde luego, asombra. Gracias a esta labor traductora colectiva, de centenares de ejemplos (todo un catálogo), la lengua española no hizo otra cosa que mejorar y refinarse conceptualmente al reforzar su discurso filosófico, en este lugar, México, y tiempo, 1940-70, tan intensos. Aquello de que algunas lenguas, a diferencia del griego (la madre de todas las expertas en jergas filosóficas) o el alemán, entre las contemporáneas, no son tan adecuadas para la reflexión acerca del saber y de la sabiduría, como también se dijera del latín, entre las pretéritas, o del español, entre las modernas, tal vez haya que ponerlo definitivamente en duda. Solo fue cuestión de ponerse a ello, es decir, hacerse de palabras. Al español se vertió (tradujo) entonces buena parte de la terminología y de los mundos conceptuales de cuantos filósofos y escuelas de pensamiento en la historia (de la Filosofía) ha habido, desde variedad de lenguas originales y desde los mismos griegos a los pensadores de mayor actualidad; eso sí, solo hasta la fecha límite de 1970.
doi:10.24197/her.22.2020.543-546 fatcat:fmeu2lig7rhadl62wvq7fozmpm