AGRADECIMIENTOS Hace nueve años pisé por primera vez mi casa de estudios, la UAM Iztapalapa. Nueve años en los que casi de manera ininterrumpida he caminado por sus pasillos, en los cuales he presenciado todos los escenarios posibles de los que una gran universidad pública te hace partícipe: contemplé desde amaneceres, tormentas, sismos, huelgas de hambre; exposiciones culturales o presentaciones de bandas de rock mexicano; hasta debates, palabras y pensamientos de profesores que atesoraré en

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... memoria y en mi vivir. No hay duda que UAM Iztapalapa ha sido mi hogar. En la primera clase que asistí, aquel 17 de septiembre de 2007, tuve la fortuna de conocer a un sensei académico y de vida, el Dr. Javier Sánchez Pozos, ajeno a mi licenciatura pero no a mis convicciones. Cada clase nos recordaba la importancia de "hacer grande a esta Universidad". En aquellos momentos jamás pasó por mi cabeza realizar una maestría, pero desde entonces, este gran profesor logró sembrar en mí la importancia de retribuir a la sociedad mexicana, la educación que gracias a ella obtenía. Con mi estancia en la maestría esta convicción se volvió un deber. Aunque esta aventura de dos años pareció corta, fue muy intensa. Formar parte de un posgrado de competencia internacional, el Posgrado en Estudios Sociales con línea en Procesos Políticos, representó para mí más que un orgullo, un verdadero reto: la única egresada de la licenciatura en la UAM, era también la única mujer de un grupo muy selecto. Lo anterior reforzó dos ideas que por mi historia de vida ya preexistían: la primera radicaba en las enseñanzas primigenias: la importancia de "hacer más VIII