LEER A MARX EN TIEMPOS REVUELTOS

Carlos Blanco
2006 Revista Crítica de Ciencias Sociales y Jurídicas |   unpublished
Karl Marx, en su inmensa obra El Capital hace, en efecto, una "Crítica de la Economía Política". Esta ciencia, que en su fase clásica, desde fines del s. XVIII hasta el primer tercio del XIX, había alcanzado altas cotas de racionalidad, clamó al cielo no obstante por su fría y cínica parcialidad, por tratarse de una racionalidad exclusiva de una clase, la burguesía. Después de Smith y Ricardo, decayó ipso facto en la economía vulgar. Segundones y mistificadores lograron hacer pasar por ciencia
more » ... l lado más ramplón de esta ciencia social. Ciencia de clase, y aun elevada a su mayor grado de coherencia y potencia explicativa, la economía siempre había sido ciencia ideológica de una clase social ascendente, primero, y dominante, finalmente. Nos gusta este título para el proyecto de El Capital: crítica de la Economía Política. Las innumerables notas a pie de página, y las abundantes citas de economistas del XVIII y XIX, que Marx desvela como llenas de tergiversación y oscurantismo, todo ello mezclado entre un puñado de análisis racionales logrados por los clásicos, fue una destrucción intelectual muy meritoria de Marx. Investigación destructiva que situó a Marx mismo entre esos clásicos mismos de la Economía Política. Marx se inscribe como filósofo de la economía política en el sentido más elevado que le cabe a la filosofía práctica: crítica y destrucción de las formaciones ideológicas precedentes, enderezando las torcidas visiones parciales substituyéndolas -por la vía de su superación-por una ideología más totalizadora, como corresponde a la ideología y ciencia del proletariado: ella ya contiene y abarca los logros (o teoremas) que la ciencia burguesa hubiera alcanzado, destruyendo los supuestos metafísicos y los modelos gratuitos. A fecha de hoy, una crítica efectiva de la Economía Política sólo puede hacerse a este doble nivel, y presupone una labor de equipo: 1) Una crítica filosófica. La filosofía como "saber de segundo grado" se reserva para sí el análisis o crítica de las distintas disciplinas que son, o se arrogan la condición de científicas. Determinar si lo son, o por el contrario sólo se arrogan como ciencias presupone un doble trabajo. 1.1. Epistemológico. Mediante el estudio frecuentado de sus autores clásicos, el diálogo hermeneútico con ellos y sus sucesores, más o menos legítimos (también habrá que determinar eso de la legitimidad), el análisis de los métodos, alcances, operaciones, conceptos, etc. de sus campos más representativos. La Economía como ciencia social se ve necesitada de ser sometida a un análisis crítico-panorámico en todo lo referente a su condición de "ciencia" (cuántos teoremas contiene y con qué grado de potencia se han de admitir los tales). La Economía deberá ser situada "polémicamente" en la familia de las ciencias sociales, y determinar en qué se convierten éstas, una vez incluida en el grupo, y al servicio de quién o qué agentes (clases sociales, el Capital, etc.) se cultiva a partir de un determinado momento de la historia. Con el auge de la burguesía, surge la Economía Política al servicio de la burguesía, "cegando" la existencia misma de una economía política proletaria, por cuanto que ésta se reduce a una gestión de toda la sociedad al servicio de sí misma. 1.2. Una labor ontológica. Alcanzar dialécticamente la idea de Producción, como nudo o concatenación de problemas que trascendentalmente recorren los más variados campos científicos, de entre los cuales focalizamos su repercusión en una disciplina particular. ¿En qué medida la Economía es hoy, todavía, una ciencia versada en la Producción? La crítica de la Economía Política, es una ciencia ideológica (o filosofía) que, al re-situar las categorías de esta disciplina, incluyendo aquí su degeneración en pura economía vulgar y superficial (mercadotecnia, marginalismo, microeconomía, etc.), la hace reventar por los aires. Esos lenguajes formalizados, y esos microconceptos, se revelarán como encubrimientos del proceso real de producción en el intercambio que el hombre realiza con la naturaleza en este preciso régimen capitalista, caracterizado por la explotación laboral. La nueva esclavitud del trabajo asalariado guarda en su concha, como una perla ontológica, la verdadera esencia del sistema vigente de producción que, en el límite, sin mediar una revolución internacional, supondrá la destrucción del género humano y de su planeta.
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