Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Trabajo divulgatorio

Carlos Compilación Y Edición Juan, E Vélez
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RESEÑAS de estudio marxistas cuyas discusiones hoy nos r esulta n grotescas-y Ve r a Grabe la tie ne con el cocte l de influe ncias, muc has veces contradictorias , que caracterizó a l M-19. Eso se not a tambi é n , e n cierto modo, e n el to no de los dos libros, puesto que mientras V ásquez parece desconocer la iro nía, sobre todo la a utoironía, Grabe recurre a ella permanentemente. Vásquez y Grabe coincidie r o n durante un tiempo com o estud iantes de antropología en la U niversidad
more » ... l. No hay nada e n ninguno de los dos libros que ha ga pe nsar que hayan sido a migas. Por e l contrario, p a rece h a be r habido cie rta distancia e ntre las áos, a unque ambas recibie r o n la influe ncia de un tal Luis Guillermo Vasco , un profesor de antropología para el que maoísmo era una especie de religió n que lo llevó -según se cuenta e n las dos autobiografías-a la babosada de casarse bajo un retrato de Mao Tse-tung. Vasco aceptó d esd e un prime r momento a María Eugenia V ásquez, que parece seguir t e niéndole una admiración incondicional. Hasta le dedica el libro. A Vera Grabe, en cambio, al comienzo la rechaza por ser rubia, de origen ale mán y venir del Andino, cosas que le bastaban para discriminarla, aunque posteriormente la aceptó e ntre sus elegidos y la invitó a participar en un trabajo de campo sobre los indíge n as chamíes, en el que, al ver ella que estaban desnutridos, se convence de que hay que cambiar las estructuras y de que el camino para ello tiene que ser la lucha armada. Lo anterior suena bastante simplista, y en el libro también lo es, a unque Ve r a Grabe, al hablar de la izquierda tradicional, desarrolle un alegato b astante duro en contra de ella, en el que entre otras cosas recuerda que "era p ecado" leer a Borges y a Mutis por reacciona rios y se burla de l intento de " m e te rse a cambiar e l mundo poniéndose una camisa de fuerza " (pág. 50) . La llegada d e M a ría Eugenia V ásq uez al M -19 -el ELN, al parecer también le coqueteaba-y n o a U Ol.CT(N CUl. IUKAI. Y O I IJJ. IO (liiÁ J' JCU , VOl. . .. u. I'I U M otro grupo armado fue , como e lla mism a lo reconoce. e n bue n a parte casualidad. Eso también la diferencia de Vera Grabe, que no parece que hubie ra podido caber en otra parte. Sin embargo, a ambas las seduce el intento del M -19 po r romper e l dogmatismo de la izquie rda recurriendo e n último té rmino a la reducción de sus ideales al mínimo común de no minador. E n términos gene rales, la lectura de los dos libros deja la sensació n de que mie ntras para Vera Grabe cada paso y cada acció n del movimie nto implicaba una difícil discusión consigo misma, M aría Eugenia V ásquez llegó a convertirse e n un mo me nto dado en una a utó mata de la gue rra. La mane ra distinta como las dos ex militantes evocan el secuestro y asesinato de José R aquel Mercado y la toma del Palacio de Justicia muestra la distancia que las separa. Vásquez evoca la muerte de M ercado con frialdad. Grabe, e n cambio, se desgarra al contar la histori a, lo mismo que ocurre a l evocar e l drama del P alacio de Justicia. La viole ncia y el uso de las armas es visto por Grabe fundamentalmente como un mal que e n de te rminado mome nto e lla consideró necesario. Para V ásquez, e n cambio , parece haber sido lo esencial del m ovimie nto -la e tapa civil e n la que Grabe desempeñó un p ap e l decisivo no e xistió para ella-y su discurso podría haberse dado casi sin cambiar aún antes de la e ntrega de arm as. Me puedo imaginar que muchos ex militantes preferirán el libro de V ásquez. Sin e mbargo, el otro abre muchos m ás horizontes para e l diálogo. H ay a lg un os pasaj es, so bre to do aque llos e n los que Grabe re-BIO G RAFÍA lata e nc ue ntros suyos con militares después de su paso a la vida legal, que resulta n entrañables por lo que tienen de invitación a la reconciliación, pese a todo e l tono de desesperanza qué se alcanza a ver e n otras partes de l libro. En todo caso, e n términos generales puede decirse que los dos libros relatan histo rias de otra é poca, porque desde e ntonces el país y el mundo han cambiado mucho y aunque e n Colombia siguen pululando gue rrillas que han sobrevivido a su propio proyecto po lítico, es difícil entende r ahora el entusiasmo revolucionario que entonces contagiaba a casi cualquier estudiante que no fuera decidida y conscientemente conservador, a unque sólo una minoría optara por la militancia. Hay cosas, sin embargo, que siguen vivas, como un escepticismo radical a nte la clase política tradicional -eso fue e n parte lo que alimentó al M-1 9 electoralme nte después de dejar las armas-aunque sin que se planteen alternativas serias a ésta. No es fácil abordar con objetividad la obra de alguie n con quien se tuvo alguna vez una relación muy próxim a, sobre todo cuando se trata de Gonzalo Arango, cuya obra, al igual qu e s u perso n a lid ad , eluden las a proximacio nes supe rfic ia les o de simple compro miso. más aún ahora , cuando lo complejo de su pe rsonalidad y de su obra reclaman con justicia un acerca mie nto a ambas acorde con su importancia, con todo lo que él fue como hombre y como poeta, con la indudable significación que tuvo su doble misión de c read o r y [ 149] Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
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