Sobre el vicosímetro de Ostwald

V. Capuano, A. Maiztegui
2010 Revista de Enseñanza de la Física  
DE TEXTOS ORIGINALES: TRATADO SOBRE LA LUZ. de Christiaan Huygens, comunicado en 1678 a la Real Academia de Ciencias. · Muchas veces hemos leído o escuchado sobre la conveniencia de leer textos originales de hombres de ciencia famosos. Hace poco tuve la suerte de leer este libro en la traducción inglesa de Silvanus P. Thompson, Dover Publications, Inc. Nueva York, y me pareció una ratificación formidable de aquella afirmación; tanto que imaginé que sería una buena contribución a nuestra Revista
more » ... de la AFFA transformarla en medio para llegar a otros profesores de Ft'sica con algunos trozos. Ast', me puse a traducir libremente partes del texto que me impresionaron profundamente por la sencillez de la presentación y la solidez de la argumentación. Me impresiona vivamente la forma en que Huygens traduce en palabras su total convicción de lo que dice, aun estando en divergencia con colosos como Newton y Descartes. También llama la atención la justificada prudencia con que se refiere a "algún movimiento de una clase de materia"; cómo, si bien deja volar su imaginación, la acompaña con sensatez; y cómo se muestra persuadido de que las pruebas experimentales que le faltan, han de llegar seguramente. Creó que además de gran hombre de ciencia, Huygens ha debido ser un excelente docente. Espero ofrecer en próximos números de esta Revista dos trozos más como éste: uno, donde Huygens aplica un fenómeno físico que le permite imaginar cómo se propagan las ondas, y otro donde explica "el Principio de Huygens". A.P.M. Es inconcebible dudar que la luz consiste en el movimiento de alguna clase de materia, porque cuando uno considera su producción se ve que, aquí en la Tierra, ella es engendrada principalmente por el fuego y la llama, que sin ninguna duda contienen cuerpos que están en rápido mov1m1ento, puesto que disuelven y funden muchos otros cuerpos, aun los más só-·lidos; o que, cuando uno considera sus efectos, cuando la luz es recogida (como con espejos cóncavos) ella tiene la propiedad de quemar como lo hace el fuego: es decir, ella desune las partículas de los cuerpos. Esta es, segq.ramente, la señal de movimiento, al menos en la verdadera Filosofía en la cual se concibe las causas de todos los efectos naturales en términos de movimientos mecánicos. En mi opinión, o aceptamos esto o renunciamos a la esperanza de alguna vez comprender algo en Física. Y como (de acuerdo con esta Filosofía) uno tiene por cierto que la sensación de la visión es excitada sólo por impresión de algún movimiento de una clase de materia que actúa sobre los nervios en el fondo de nuestros ojos, ésta es todavía una razón más para creer que la luz consiste en un movimiento de la materia que existe entre nosotros y el cuerpo luminoso. Además, cuando uno considera la extrema rapidez con que la luz se propaga para todos lados, y cómo (cuando ella viene de diferentes regiones, aun de aquéllas directamente opuestas) los rayos se atraviesan unos a otros sin impedimento, se puede comprender bien· que cuando vemos un objeto luminoso, ello no puede ser por ningún transporte de materia viniendo a nosotros desde ese objeto, de la manera en que una bala o una flecha atraviesa el aire; porque sin duda ello impugnaría grandemente estas dos propiedades de la luz, especialmente la segunda de ellas. Entonces, es de alguna otra manera que la luz se propaga; y lo que puede conducirnos a comprenderla es el
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