La resurrección de Lázaro (Jn 11,1-54)

Santos Sabugal
1989 Estudio Agustiniano  
En el vasto contexto del relato joanneo sobre «la grande y definitiva autorrevelación mesiánica de Jesús al mundo» (Jn 7,1-11,54) \ tras su activi dad jerosolimitana durante «la fiesta de la Dedicación» del Templo (Jn 10,22) y antes de «aproximarse la Pascua de los judíos» (Jn 11,55), relata con ampli tud inusitada el cuarto evangelista su único signo anastásico de Jesús o la resu rrección del difunto Lázaro (Jn 11,1-54): «Había un cierto enferm o, Lázaro de Betania, aldea de María y su hermana
more » ... Marta (v .l). María era la que ungió al Señor con perfumes y le secó los pies con sus cabellos: su hermano Lázaro estaba enferm o (v.2). Las hermanas en viaron a decir a Jesús: 'Señor, aquel a quien amas está enferm o' (v.3). A l oír lo Jesús dijo: 'Esta enfermedad no es de muerte sino para la gloria de D ios, * Además de los comentarios (B.J.P. Martin, History and eschatology in the Lazarus narrative: StTh 17 (1964) 322-43; H. van der Loos, The miracles o f Jesus, Leinden 1965, 576-89; G. Sass, Die Auferstenhung des Lazarus, Neukirchen-Vluyn 1967; R.T. Fortna, The Gospel o f signs, Cam bridge 1970, 74-87; W .S. Stenger, Die Auferstehung des Lazarus: Trier ThZ 83 (1974) 17-37; G. Rocháis, Les récits de resurrections des morts dans le NT, Cambridge 1981, 113-46; J. Kemer, Lazarus. Geschichte-einer Aufrstehung, Stuttgart 1985; R. Latourelle, Miracles de Jésus et théologie du miracle, Montréal-Paris 1986, 260-69 (bibliogr.). 1. Esa vasta sección joannea refleja una clara unidad literaria y temática: Cf. S. Sabugal, Christós, Barcelona 1972, 235-55. ; para que el Hijo de D ios sea glorificado mediante ella' (v.4). Jesús amaba a Marta y a su hermana y a Lázaro (v.5). Oyendo pues que estaba enfermo, permaneció aún dos días donde se encontraba (v.6), después de los cuales di jo a los discípulos: 'Vayamos nuevamente a Judea' (v .7 ).L e dicen los discí pulos: 'Rabbí, los judíos te buscan para lapidarte, ¿y vas de nuevo allí? (v.8). Respondió Jesús: '¿No tiene doce horas el día? Si uno anda de día no tropie za, porque ve la luz de este mundo (v.9); pero si alguien camina de noche tro pieza, porque la luz no está en él (v.10). D ijo esto y añadió: 'Nuestro amigo Lázaro duerme, pero voy a despertarle' (v .l 1). Le dijeron los discípulos: 'Se ñor, si duerme se curará' (v.12). Se refería Jesús a su muerte, pero aquéllos pensaban que se refería al descanso del sueño ( v .l3). Entonces Jesús les dijo abiertamente: 'Lázaro ha muerto (v.14); y me alegro por vosotros de no ha ber estado allí, para que creáis; pero vamos donde él' (v. 15). Entonces Tomás -llamado el M ellizo-dijo a los otros discípulos: '¡Vayamos también n oso tros a morir con É l!' ( v .l6). Llegado pues Jesús, le encontró desde hacía cua tro días en el sepulcro ( v . l7). Betania estaba cerca de Jerusalén, com o a unos 15 estadios (v. 18); y muchos judíos habían venido a casa de Marta y María, para consolarlas por su hermano (v.19). Cuando Marta supo que había llega do Jesús, le salió al encuentro, pero María permanecía en casa (v.20). D ijo Marta a Jesús: 'Señor, si hubieras estado aquí, no habría muerto mi hermano (v.21); pero aun ahora yo sé que cuanto pidas a D ios, te lo dará D ios' (v.22). Le dice Jesús: '¡Resucitará tu herm ano!' (v.23). Le dice Marta: 'Sé muy bien que resucitará en la resurrección, (qúe tendrá lugar) en el último día' (v.24). Le dijo Jesús : 'YO SOY LA RESURRECCIÓN Y LA VIDA: EL QUE CREE EN M í, AUNQUE MUERA VIVIRÁ (v.25), Y TODO EL QUE VIVE Y CREE EN MÍ NO MORIRÁ JAMÁS. ¿CREES ESTO? (v. 26). Le dice ella: 'Sí, Señor, yo he creído y creo que Tú eres el Mesías, el H ijo de D ios, el que viene a este mundo (v.27). Y, tras decir esto, fue y llamó a su hermana María, diciéndole en voz baja: 'El Maestro te llama'.(v.28): Aquélla, al oírlo, se levantó rápidamente y fue donde Él (v.29). Todavía no había llegado Jesús a la aldea, sino ' que esta ba aún donde le encontró Marta (v.30). Los judíos que estaban con ella en casa y la consolaban, viendo a María levantarse rápidamente y salir la siguie ron, pensando que iba al sepulcro para llorar allí (v.31). Cuando pues María llegó donde estaba Jesús, viéndole cayó a sus pies y le dijo: 'Señor, si hubie ras estado aquí, no habría muerto mi hermano' (v.32). Viéndola llorar Jesús y que también los judíos acompañantes lloraban, se conm ovió interiormente y se turbo (v.33); y dijo: '¿dónde lo habéis puesto? Le responden: 'Señor, ven y lo verás' (v.34). Jesús se echó a llorar (v.35). Decían, pues, los judíos: '¡Mirad cóm o le am aba!' (v.36). Pero algunos de ellos dijeron: 'Quien abrió los ojos del ciego, ¿no podía hacer que éste no muriese?' (v.37). Entonces Je sús se conm ovió interiormente de nuevo, y fue al sepulcro: Era una cueva, so bre la que yacía una piedra (v.38). Dice Jesús: 'Quitad la piedra'. Le responde Marta, la hermana del muerto: '¡Señor, ya huele, pues es el cuarto día!' (v.39). Le dice Jesús: '¿No te dije que si crees verás la gloria de D ios?' (v.40). Quitaron, pues, la piedra. Entonces Jesús elevó los ojos y dijo: '¡Pa dre, te doy gracias por haberme escuchado (v.41); yo sabía bien que tú siem pre me escuchas, pero lo dije a causa de la gente que me rodea, para que crean que tú me has enviado!' (v.42). Y, dicho esto, gritó con fuerte voz: '¡LÁZARO, SAL FUERA!' (v.43). Y salió el muerto, atado de pies y manos y 2. Cf. J. Kremer, o. c., 112-46 ( = período patristico). 162-92 ( = período medieval y rena centista). 232-71 ( = exégesis moderna). Cf.
doi:10.53111/estagus.v24i1.587 fatcat:3bugpe65lbe5nhsjkcmzk7vn4m