Representación y Movimientos Sociales

Ernesto Laclau
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La categoría de representación tiene mala fama en la historia de la teoría política. Se la consideró siempre con gran sospecha, pues se ha pensado que una relación de representación trae implícita la posibilidad de que el representante usurpe la voluntad del representado. Un primer acercamiento a este tema lo podemos detectar en Rousseau. Él pensaba que la única verdadera democracia era la democracia directa, pero reconocía que ella sólo podía existir en pequeñas comunidades, como era la
more » ... de su tiempo, que tampoco era tan democrática como Rousseau suponía. Además, dado el tamaño creciente de los Estados modernos, este mismo autor estimó necesario pasar a alguna forma de representación, pero que esta fuera absolutamente transparente, es decir, que el rol del representante fuera transmitir, sin ningún tipo de modificación, la voluntad del representado, o sea, que la buena representación era aquella que, en sentido único, provendría del representado al representante. Pero esta visión fue prontamente cuestionada al considerarse que ella no se correspondía ni con la realidad ni con lo que era necesario para un funcionamiento democrático de una sociedad, debido a que la tarea del representante no es simplemente transmitir la voluntad del representado en sus propios términos, sino también, presentar la voluntad del representado en términos comunitarios más amplios, es decir, la comunidad como un todo, como sería la expuesta en el Parlamento, instancia que requería entonces demostrar que los intereses sectoriales de los representados coincidían con el interés nacional. Para eso, se tenía que elaborar un discurso que, en varios aspectos, era distinto del discurso de base del representado, circunstancia que, a su vez, repercutía sobre la voluntad del representado. A fin de cuentas, y dada esta interrelación, el representado pasaba a tener una identidad moldeada por la acción del representante. Una segunda línea de tratamiento del asunto de la representación consistió en decir: está bien, esto es así, siempre hay un doble proceso que va del representado al representante y del representante al representado. Pero si una sociedad es democrática solamente si la primera posición del gobierno, es decir del representado al representante, prevalece sobre la otra ¿Es esta una conclusión adecuada? Yo creo que no lo es, porque muchas veces la hegemonía del representante sobre el representado, es una condición de la movilización de la acción democrática de masas, porque lo que presupone el anti representativismo es que siempre el representado * Conferencia dada por Ernesto Laclau en la Universidad Nacional Andrés Bello, Santiago, 15 de noviembre 2012. Transcripción de Manuel Loyola
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