Conversación en Milán con Alessandro Ghisalberti
Carmen-José Alejos Grau
2018
Anuario de Historia de la Iglesia
en el Renacimiento y nuevamente rehabilitado en los años veinte del pasado siglo. Para llegar he tenido que atravesar uno de los espléndidos claustros de diseño bramantino (1497) y subir a la segunda planta donde se halla el Dipartimento di Filosofía. Desde octubre de 1932, la Universidad tiene aquí su sede principal, junto a la renombrada basílica de San Ambrosio. Todo es historia en esta Universidad que abrió camino a la presencia de los católicos en la vida cultural y política italiana.
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... cia en la postguerra Pregunta: Prof. Ghisalberti, podemos empezar por su infancia: cuándo nació y cuando empezó a ir al colegio 1 . Respuesta: Nací cuando ya había comenzado la segunda Guerra Mundial: el 5 de octubre de 1940, en una familia de agricultores, de campesinos -una familia rural, como suele decirse-, que tenía una pequeña propiedad en la montaña. Esa economía de entonces, rural y familiar, venía muy bien en la época de la guerra. Aunque era una economía pobre, muy pobre, permitía tener lo necesario para comer. Digamos que desde la infancia he mantenido una fuerte relación con la tierra y con los hombres del campo. En el fondo, era una forma de vida que se asemejaba mucho a la economía medieval. Nací en un pueblo cercano a Bérgamo, en Zogno, que tiene un aledaño constituido por una parroquia, llamada Sedrina, un centro medianamente habitado, al comienzo del valle de Brembana, por donde pasa el río Brembo. En este pueblo vivía gente procedente de la emigración. El trabajo principal era extraer la piedra de la montaña, o sea, de las canteras, para hacer cal para la fabricación de cemento. Había, además, una pequeña industria manufacturera. El resto era mundo agrícola. Era un pueblo de fuerte tradición católica, como toda la provincia de Bérgamo. Bérgamo era llamado, al inicio del novecento (siglo xx), la sacristía del Vaticano... El papa Juan xxin, que era de allí, no tuvo una infancia muy diferente de la mía. Cuando leo la biografía del papa Juan, en ese ambiente tan característico de los pueblos agrícolas, con familias numerosas, como la mía, me vienen a la memoria muchos recuerdos de mi infancia. P. Háblenos de su familia. R. Eramos cinco hermanos y tres hermanas. Yo soy el quinto. Una familia numerosa, aunque sólo dos hicimos estudios: el último y yo. Mi hermano Santiago se fue al seminario y se hizo sacerdote. Ahora está muy enfermo y vive en Estados Unidos, donde ha llevado a cabo su tarea ministerial. P. ¿Es sacerdote secular? R. Sí, es sacerdote diocesano de una diócesis de Carolina del Norte. Ya está jubilado y retirado en una casa, porque no tiene buena salud. Sufre mucho, afectado de la columna vertebral. P. ¿Qué habitantes tenía Bérgamo? R. Unos cien mil, ahora somos alrededor de 130.000. P. Cuéntenos cómo vivió la guerra mundial su ciudad. R. La recuerdo poco, porque nací 1940 y en el 45, cuando se firmó el armisticio, todavía era muy pequeño. Puedo revivir la oscuridad, ya que por la noche había que cerrar las ventanas, para que no se viese la luz. Con frecuencia había que usar la lámpara de carburo o de petróleo para prender la luz, porque se iba la corriente eléctrica. Bérgamo no tuvo muchos bombardeos. En cambio, Dalmine, una ciudad próxima, fue muy bombardeada, porque tenía una gran industria siderúrgica que producía material bélico. Vida religiosa bergamasca P. ¿Cómo era la vida religiosa de Bérgamo? 394 AHIg 14 ( 2005 ) Conversación en Milán con Alessandro Ghisalberti R. Como ya le he dicho, en mi tierra bergamasca los dos principales referentes eran la familia y la vida religiosa. Recuerdo haber tenido de niño una fuerte relación con los sacerdotes de la parroquia y, sobre todo, con los coadjutores o vicarios, que eran sacerdotes jóvenes. Eran parroquias medianamente pequeñas y muy bien atendidas pastoralmente. Sedrina tenía unos 1.500 habitantes con dos sacerdotes: párroco y vicepárroco. Había además cuatro religiosas que atendían un asilo. La parroquia estaba muy presente en la vida local. Los sacerdotes ponían mucho empeño en su tarea, se relacionaban mucho con la gente. Era una vida quasi naturaliter catholica, naturalmente católica. Luego, en los años 56 al 59, completé mis estudios en el liceo de Bérgamo. Eran los años en que se salía de la postguerra, y en que se produjo la recuperación económica de Italia y también de Bérgamo. Recuerdo un acontecimiento que me produjo mucho impacto: la «Misión ciudadana» de Bérgamo, en 1956. Llegaron los voluntarios de la «Pro civitate christiana», invitados por el obispo, y nos causaron gran impresión. Eran laicos que predicaban en la calle, en las plazas. Era un instituto secular fundado por Don Giovanni Rossi en los años 50 en Asís, y muy seguido entonces. Todavía existe. Los miembros de ese instituto vivían y viven en Asís en comunidad. Fomentaban cursos espirituales y de actualización religiosa. Publicaban la revista Rocca. Rivista de teología e cultura cristiana. Eran laicos, generalmente licenciados, profesionales, hombres y mujeres, que se dedicaban a la evangelización del mundo profesional, de la cultura, del periodismo, etc. La televisión apenas había comenzado entonces. Predicaron una «misión urbana» que culminó en la consagración de Bérgamo a Cristo Rey, a finales de octubre. Me acuerdo muy bien, porque el obispo, Giuseppe Piazzi, pronunció un discurso en que dijo: «Rememoramos aquí los gestos de Girolamo Savonarola en Florencia, a finales del siglo xv, cuando consagró la ciudad». P. ¿En qué consistían esas misiones? R. A Bérgamo vinieron Don Giovanni Rossi, dos o tres sacerdotes y varios laicos que eran jóvenes brillantes. Alguno de éstos vive todavía. La misión urbana era una iniciativa apostólica que gustaba mucho a Pío xn, como una forma de relanzar el apostolado de laicos, un apostolado de testimonio directo. No hablaban en las iglesias, o durante las misas, sino en los teatros; pronunciaban discursos sobre el credo, el evangelio, la moral, etc. Era una novedad total. Como consecuencia de la misión en Bérgamo nos suscribimos a la revista Rocca, que he recibido durante muchos años. P. ¿Cuantos días duró esa misión? R. Una semana. Bérgamo tenía un solo periódico que se llamaba L'Eco di Bérgamo, el único periódico católico que todavía existe en Italia, junto con L'Avvenire. L'Eco dio mucho relieve a esos actos. Recuerdo que fue la última ocasión en que Bérgamo se mostró con esa impronta tan marcada, de la que antes le he hablado, con un interés verdaderamente masivo por lo católico. Después, poco a poco, las cosas han ido evolucionando, antes incluso que se produjeran los acontecimientos del 68. P. La elección de Juan xxm debió de conmocionar la vida ciudadana... AHIg 14 (2005)
doi:10.15581/007.14.23482
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