La era de la imagen electrónica

José L. Brea
2012 Contrastes: Revista International de Filosofia  
i. la era de la imagen del mundo: merCanCía y phantasma imaginad un mundo superpoblado de imágenes, cruzado hasta la saturación por sus proyecciones, lanzadas en todas las direcciones, un mundo en el que ellas se encuentran proliferando ilimitadamente, ubicuas, fugando como ondas expansivas en cada lugar y desde él hacia todo otro, superponiéndose ininterrumpidamente, amontonándose hasta lo imposible. Un mundo poblado de infinitos conos escópicos, que salen de cada lugar y se dirigen hacia
more » ... uier otro, en cualquier dirección, como si en todas ellas presumieran que puede haber un captor, un -digamos-«espectador», un operador de recepción (una pantalla) que podría estar ahí interceptando su viaje, su tránsito, para interesarse por lo que ella porta, cuenta, para escuchar el testimonio que ella o ellas infinitas tiene o tienen que decir. Este sería el mundo de las mercancías desvanecidas, tal vez. El mundo de las últimas cosas, ahora convertidas en imagen. Acaso ese mundo de fantasmagoría, de espectáculo, que predecía Guy Debord como culminación de la apropiación capitalista del mundo -al transfigurarse todo lo existente en la forma fetichizada de las mercancías, y cuando ellas llegaran a tal grado de acumulación que, devenidas imagen, saturarían cada rincón completo del mundo habitado. Quizás para entonces, y en efecto, necesitarían tal vez haberse adelgazado hasta su anorexia inmaterial, haberse hecho tan infradelgadas como para poder caber en un escenario totalmente saturado, en el que la oferta ha crecido tanto (la oferta de operadores de seducción, de «objetos» que se anuncian con capacidad de responder a nuestra ilimitada demanda de deseo) que su multiplicación ocupa la totalidad de «lugar» del mundo. La era de la imagen del mundo sería, en esta acepción singular, aquella en que el sistema de respuesta construido por los hombres a su desmedido poten-* Conferencia pronunciada en La LABoral. Centro de Arte y Creación Industrial (Gijón) en marzo de 2007.
doi:10.24310/contrastescontrastes.v0i0.1188 fatcat:tpf4j46zrzfs7onpw5ktwwts3q