Saxofón y electroacústica. TTK 81 micropiezas
Víctor Rondón Sepúlveda
2018
Revista Musical Chilena
Hace ya casi una década, en estas mismas páginas 1 Daniela Banderas nos ofreció una inteligente y cabal reseña del fonograma de esta obra que, inspirada en los 81 epígrafes contenidos en el Tao Te King (de allí el título de la obra), compuso José Miguel Candela e interpretó Miguel Villafruela. A ella remito a quien le interese este notable proyecto. Notable, en primer lugar, por la temporalidad que despliega, pues si tomamos su fuente de inspiración y su autor Lao Tse, nos remite a la China del
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... siglo VI a.C. (aunque estudios recientes lo ubican como personaje histórico en el siglo IV); luego nos conecta con el siglo XIX de nuestra era cuando, poco antes de mediados de esa centuria, Adolphe Sax patentara su invención del instrumento de viento que perpetúa su nombre, timbre concebido para ser incorporado a bandas militares y orquestas de entonces (en donde apenas alcanzó a incorporarse al repertorio canonizado en ese período), pero que tan notable rol jugara en la música popular y el jazz en el siglo XX; nos conecta luego con la última década de esta última centuria cuando Miguel Villafruela logra un espacio académico para la formación universitaria de su instrumento en la Universidad de Chile, que ha replicado en otros espacios académicos en Chile y su Cuba natal; para arribar a los primeros momentos del siglo XXI, cuando entre 2002 y 2005 Villafruela y Candela llevan adelante este proyecto artístico que registraron pocos años más tarde, en 2008. Pero la saga continuó, pues años más tarde completaron la aventura creativa al abordar la publicación del libro que comento. Notable en segundo lugar, entonces, porque estas 81 micropiezas para saxofón y electroacústica, ahora buscan nuevos sujetos para su recepción: los actuales estudiantes del instrumento. Y con ello se completa un ciclo que no siempre logra la creación contemporánea, evidenciando una voluntad también poco común del creador de nuestro tiempo de hacer los esfuerzos necesarios para que su trabajo culmine en un destinatario que asegure su proyección. Y en tal coyuntura, es la voluntad y presencia de Villafruela la que parece convertir este aporte de Candela en un recurso didáctico. Ahora las micropiezas se constituyen en estudios ofreciendo la partitura de cada una de ellas y el soporte electroacústico correspondiente, y esto, como lo señalan en el prólogo a dos voces los autores, también atañe a estudiantes de composición y a los propios compositores de música electroacústica. El universo de piezas que componen TTK 81 ha sido concebido de ejecución aleatoria, en el sentido de que puede tener diversos órdenes o secuencias 2 ; en el CD señalado tiene una propuesta de orden que el registro ha fijado para ese momento. Pero en esta publicación el cuidado metodológico y didáctico de Villafuela ofrece el material en un orden que conjuga dos criterios: el tipo, tamaño o registro del instrumento en orden creciente (Soprano, Alto, Tenor y Barítono) y el grado de dificultad técnica (que también comprende cuatro niveles: Muy fácil, Fácil, Difícil y Muy difícil) aunque este último criterio se presenta con cierta flexibilidad. Antecede a cada pieza algunas indicaciones que orientan su abordaje redactadas por ambos músicos: Villafruela que comenta aspectos intepretativos y didácticos, y Candela que ofrece datos acerca de contenidos y sentidos composicionales. Estos ocupan la página izquierda, mientras que la partitura se ofrece en la derecha; gracias a la brevedad de las piezas y partituras en ningún caso es preciso voltear la página, lo que resulta en extremo cómodo para el estudiante o estudioso.
doi:10.4067/s0716-27902018000100165
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