He allí el dilema, los investigadores están inmersos en un sistema que privilegia la generación de nuevo conocimiento, pero el uso de dicho conocimiento posee implicaciones de poder, de políticas y de dilemas éticos importantes que con frecuencia desbordan sus intereses. La generación de nuevo conocimiento, su aplicación como motor del desarrollo, y la innovación representan indicadores modernos del grado de avance social, económico y tecnológico de las naciones y pueden representar cifras

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... ficativas en sus economías. Solo una pequeña elite de países del concierto mundial se benefician de los avances en el conocimiento transformado en innovación y tecnología, así entonces, unos pocos comercializan el conocimiento, mientras que la gran mayoría de los países "compran" los servicios que aquellos privilegiados proveen a través de empresas multinacionales. Existe entonces, un inmerso desequilibrio entre la potencialidad que ofrece la generación del nuevo conocimiento, si éste no es potenciado entre las comunidades científicas y si los países no desarrollan plataformas para ligar la generación de conocimiento con la aplicación del mismo y la capacidad del entorno social de asimilarlo y aprovecharlo en la solución de los problemas de las comunidades.