Impacto de los biomarcadores en el glaucoma primario de ángulo abierto
V.C. Zanón-Moreno, M.D. Pinazo-Durán
2008
Archivos de la Sociedad Española de Oftalmología
EDITORIAL ¿Qué es un marcador biológico? Según el diccionario de la Real Academia de la Lengua es todo átomo o sustancia detectable con cierta facilidad, que permite identificar procesos físicos, químicos o biológicos. En biomedicina nos referimos a ellos como las moléculas que podemos determinar en los tejidos y fluidos corporales mediante técnicas de laboratorio, y que según sus características, función y disponibilidad, nos facilitan el diagnóstico y el pronóstico de los procesos
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... La principal utilidad de un biomarcador es como indicador de un estado concreto, y como ayuda indispensable para el reconocimiento de los sujetos más vulnerables en una población determinada. Si tenemos en cuenta que existen aproximadamente unas 600 enfermedades neurológicas, y que solamente unos pocos biomarcadores están disponibles para ellas, lógicamente deberemos favorecer este campo de la investigación. Algunos de éstos se han relacionado bien con procesos normales y patológicos, bien como respuesta farmacológica frente a determinadas terapias. Se han descrito marcadores ligados a procesos de inflamación, isquemia-reperfusión, cáncer y neurodegeneración, entre otros (1). El glaucoma es una de las principales causas de ceguera mundial. Entre los tipos de glaucoma, el más frecuente es el primario de ángulo abierto (GPAA), constituyendo aproximadamente el 60% de todos los casos. El comienzo es asintomático, detectándose en ocasiones por la hipertensión ocular (HTO), y en otras por la pérdida de visión, siendo esta última la manifestación del daño irreparable (2). Es por esto que el estudio de los signos y síntomas que informen acerca de los estadios iniciales y de la progresión de la enfermedad glaucomatosa son primordiales para evitar la ceguera de los pacientes afectos. En los últimos años se han desarrollado estrategias para identificar nuevas moléculas implicadas en esta enfermedad que, junto a otras ya conocidas, pueden ayudar a establecer los mecanismos etiopatogénicos de la misma. Ante todo, hay que considerar que el glaucoma integra un grupo de procesos bien distintos, cuyo resultado final es la muerte de las células ganglionares de la retina que se refleja en la pérdida de las fibras del nervio óptico, que a su vez se manifiestan funcionalmente en la perdida de campo visual y excavación de la cabeza del nervio óptico. Los glaucomas en los que predomina la HTO se caracterizan por alteración de la malla trabecular, con resultado de la disminución de la facilidad de salida del humor acuoso. Los glaucomas con mecanismos independientes de la presión intraocular (PIO) están asociados a factores poco conocidos en el contexto de la enfermedad glaucomatosa, entre los que cabe destacar la isquemia, inflamación, predisposición genética, enfermedades cardiovasculares, procesos autoinmunes, hábitos tóxicos, etc. La HTO lesiona las estructuras del ángulo de la cámara anterior, provocando el depósito de pigmento y fibras elásticas, las calcificaciones y anomalías diversas en las células endoteliales de la pared interna del canal de Schlemm (3). En el transcurso de la enfermedad se produce selectivamente la afectación del tejido neural, con lesión y muerte por apoptosis de las células ganglionares de la retina y la pérdida de fibras ópticas. Si tenemos en cuenta el conocimiento actual sobre el tema, ¿podemos afirmar que existen bio- ARCH SOC ESP OFTALMOL 2008; 83: 465-468
doi:10.4321/s0365-66912008000800002
pmid:18661441
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