Don Rafael Lapesa y sus estudios de dialectología
Álvaro Galmés de Fuentes
1998
Philología Hispalensis
Constituye para mí un honor, y, a la vez, una gran satisfacción colaborar en este homenaje tributado a la figura sin par y entrañable de D. Rafael Lapesa. Sin duda, los organizadores han pensado en mí dada la larga relación que me une al maestro, pues, si no tuve la fortuna de ser su discípulo de aula, ya que cuando D. Rafael ganó la cátedra de la Universidad de Madrid, yo acababa de terminar la licenciatura, fui entonces, por amable deferencia del maestro, nombrado ayudante de su cátedra.
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... esa época he tenido la ocasión de recibir de Rafael Lapesa, en un trato asiduo, si no lecciones metódicas, si muy varios saberes científicos y humanos. D. Rafael Lapesa, como él mismo proclama con acrisolada lealtad, tuvo la suerte de tener dos ilustres maestros: Ramón Menéndez Pida l y Américo Castro. Perteneció efectivamente a la segunda generación de discípulos de Menéndez Pida!, formada en el Centro de Estudios Históricos, que dirigía el maestro, a la que pertenecieron también de Onís. Y entre una y otra generación, los que el propio D. Rafael llama "hermanos mayores", los dos eximios Alonso, Amado y Dámaso, de cuya influencia se siente igualmente deudor. En setiembre de 1927, Don Américo Castro ofreció a D. Rafael un puesto de becario para trabajar en el Centro de Estudios Históricos, y allí inicia sus primeros pasos el joven filólogo, en estrecha colaboración con Ramón Menéndez Pida!, entonces enfrascado en la elaboración del Glosario del léxico iberorrománico primitivo, concebido, en un principio, como volumen segundo de los Orígenes del Español. Este trabajo de larga historia, comenzado en 1927, y realizado parcialmente hasta 1936, es reanudado en 1960. En la actualidad está preparado para la publicación el primer volumen, que corresponde a la letra A. Estos antecedentes son necesarios para comprender la actividad de Rafael Lapesa referida al campo de la dialectología, que es el que se me ha asignado (excluida el habla andaluza y la de Hispanoamérica) por los organizadores de este homenaje. En realidad, el Glosario a que antes he aludido, contiene un gran número de voces dialectales (leonesas y aragonesas), que obligaron a Lapesa a desenvolverse con soltura, desde muy pronto, en los campos dialectológicos iberorrománicos.
doi:10.12795/ph.1998.v12.i02.06
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