Tribuna Acerca de telecomunicación, teletraducción, telemedicina y voz

Nelson Verástegui
2006 unpublished
Uno de mis temores al venir a vivir a Francia era caer enfermo y no poderle explicar a mi médico lo que tenía. Se trataba de un doble problema de traducción: traducción al francés y traducción de mis síntomas en palabras; era un problema de comunicación, es decir, de transmisión de señales mediante un código común al emisor y al receptor. El médico estudia las enfermedades, los modos de prevenirlas y los tratamientos para curarlas, pero, en la práctica, todo depende del intercambio que tenga
more » ... el paciente y de la manera como interprete todo tipo de mensaje hablado o gestual de la persona que tenga al frente. Lo más común es que el profesional ausculte y palpe a su paciente. Aunque parece que, como me contó un amigo médico, en los hospitales de los Estados Unidos, los médicos ya no tocan a los enfermos, sino que se contentan con formularles una serie de análisis para descubrir, a través de ellos, lo que padecen. La comunicación puede ser más o menos difícil según la personalidad y el comportamiento del interlocutor; cada cual puede ser extrovertido o introvertido, tímido o conversador, pesimista u optimista, hipocondríaco o despreocupado por su salud, sensible o impasible, sin olvidar complicaciones como la mudez o la sordera, por ejemplo. Cuando conducimos un automóvil y vemos un peligro delante de nosotros, los ojos envían la información al cerebro, que decide mandar una señal al pie para frenar el automóvil, y la acción del frenado enciende las luces rojas del vehículo. Al cabo de un par de segundos, el conductor que está detrás de nosotros percibe las luces de los frenos y, a su vez, envía la señal al cerebro, que la transmite a los pies para que su auto también disminuya la velocidad. En el caso de la traducción simultánea, también hay un tiempo de reacción entre el momento en que el intérprete escucha la frase del orador y el momento en que expresa este enunciado en su idioma materno. Afortunadamente, la traducción de un documento escrito admite más tiempo para su realización, aunque esto depende de las circunstancias de la labor, de la urgencia del documento o del tipo de texto. De manera similar, un médico puede necesitar actuar de urgencia si la vida de su paciente corre peligro o, al contrario, tener la posibilidad de esperar el resultado de análisis más completos para elegir el tratamiento que debe aplicarse. Como vemos, las circunstancias, la urgencia, la calidad de la información y la actitud y colaboración de los actores que participan en la comunicación son importantes para el resultado que se pueda obtener. Los conocimientos adquiridos, la experiencia y la práctica, y la buena memoria son elementos determinantes para encontrar la mejor respuesta en cada caso. Dos parámetros fundamentales en este tipo de comunicación son, por lo tanto, la distancia y la urgencia. La invención del idioma fue un primer paso capital en el desarrollo de la humanidad. Con la voz, los hombres primitivos pudieron comunicarse sin necesidad de establecer un contacto visual. Eso ya representó un primer aumento en el alcance de la comunicación. La invención de la escritura, además de su importancia como nuevo medio de memorización y almacenamiento de datos, fue un segundo paso para incrementar la distancia entre las personas que comunican, no sólo en el espacio, sino a través del tiempo. También la carrera tecnológica militar ha logrado agrandar la distancia entre los beligerantes, pero de esto no hablaremos aquí. El prefijo griego tele-, que significa en algunas palabras 'lejos' o 'a distancia', o también 'relacionado con la televisión', nos da una idea de lo significativo de la distancia en la vida humana. En esta familia, tenemos muchos vocablos que van desde sueños o ilusiones antiguas, como telepatía o telekinesia, hasta inventos prácticos para la vista, tales como telescopio o teleobjetivo, o para el transporte, como teleférico, telesilla o telecabina, y sobre todo, las siguientes innovaciones que tienen que ver con el manejo de información: Está claro que una de las ilusiones de los seres humanos ha sido la ubicuidad y el poder hacer todo desde el mismo sitio, sin moverse; queremos ganar tiempo y acortar distancias. La influencia de la televisión es muy palpable, pues, con su aparición, por primera vez, si dejamos a un lado la radiodifusión sonora, el espectáculo se hizo presente en nuestra casa sin necesidad de desplazarnos. Hoy, sobre todo a partir de la llegada de la Internet a nuestra vida, desde nuestro hogar o puesto de trabajo, podemos comunicarnos con muchas personas que están en países alejados de los nuestros, consultar información que se encuentra en servidores informáticos de todo el mundo sin necesidad de ir a buscar en bibliotecas públicas, comprar pasajes de avión, reservar hoteles, vender acciones, con una facilidad que nadie había imaginado antes. Lo que parecía ciencia ficción en las historietas de Dick Tracy, en los años sesenta, lo tenemos ahora en los últimos modelos de teléfonos móviles con vídeo. Lo malo es que, mientras podemos relacionarnos con personas que están lejos, muchas veces no hablamos con nuestro vecino.
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