Estudio Necrológico: Sergio Politoff Lifschitz o la Perseverancia Creadora de una Vida Inmigrante
José Luis Guzmán Dalbora
2010
Política Criminal
Joseluis.guzman@uv.cl SUMARIO: 1. El fin de una generación de penalistas chilenos.-2. Familia y años de formación.-3. Ciencia y abogacía hasta 1973.-4. El exilio.-5. Reencuentro con el tiempo perdido.-6. De vuelta en Europa.-7. El legado. El fin de una generación de penalistas chilenos. Los últimos cinco años, que son también los primeros del incierto siglo veintiuno, han resultado fatales para la ciencia penal chilena. Y por el renombre internacional de las personalidades que acaba de perder,
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... uede afirmarse que el luto abruma a toda la Dogmática punitiva de nuestro tiempo. Registremos las fechas que entran en consideración, según la secuencia de los decesos. Nos han dejado Álvaro Búnster . Amén de la común vocación científica, son hombres a los que circunstancias de la vida, relaciones personales e idiosincrasia de su pueblo hicieron coincidir en varios aspectos. Nacen en fechas relativamente próximas, reciben influjos culturales semejantes, se comportaron de manera análoga en condiciones afines, por lo cual cabe considerarlos como miembros de una misma generación. Es aquella que fermentó en los años sesenta de la pasada centuria al abrigo del Seminario de Derecho penal y Medicina legal en la Facultad jurídica de la Universidad de Chile, catapultando interna y exteriormente el cultivo nacional de la disciplina, y a la que hoy la zarpa de la muerte deja desarbolada y en trance de completa consunción. Además, tres de ellos sufrieron un prolongado exilio, a raíz de sus convicciones y actividad políticas, durante la negra página clavada en la historia del país por la dictadura militar y satrapía civil que encabezó Augusto Pinochet Ugarte (1973)(1974)(1975)(1976)(1977)(1978)(1979)(1980)(1981)(1982)(1983)(1984)(1985)(1986)(1987)(1988)(1989)(1990), ostracismo que, en otro caso -el de Grisolía, natural de Barcelona-, hubieron de arrostrar los padres al huir de las huestes franquistas y, para los que quedaron, como Yáñez y el propio Grisolía, se presentó en la forma de perder los inapreciables interlocutores de antaño y asistir al decaimiento intelectual resultante, espoleado por la intervención castrense de las Universidades y el provocado marasmo de los institutos científicos, como una suerte de exilio interno. Pero hay más. Salvo Juan Bustos, quien fina en el ejercicio de la Presidencia de la Cámara de Diputados, motivo por el cual las exequias adoptaron la solemnidad oficial de los funerales de una autoridad del Estado, sus compañeros de generación mueren en un ambiente de silencio, poco celebrados por los coterráneos, en ratificación de ese lamentable rasgo de la comunidad chilena -una faceta característica de pueblos jóvenes, otrora uncidos al yugo colonial, que miran al porvenir sin conciencia de su identidad histórica-consistente en la tardanza en reconocer a sus hijos ilustres y la * Catedrático de Derecho penal y de Introducción a la Filosofía jurídica y moral en la Universidad de Valparaíso (Chile).
doi:10.4067/s0718-33992010000100007
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