LISTA DE LA ACCIÓN: MÁS ALLÁ DEL CONTROL JERÁRQUICO Y DEL MERCADO AUTORREGULADO
Ricardo Mellado, Labbé
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Si queremos reflexionar sobre la política desde el personalismo, debemos asumir un supuesto fundamental de éste último: el hombre es esencialmente individual y social. ¿Qué quiere decir esta afirmación 'dual' sobre nuestra naturaleza? En primer lugar, somos sujetos individuales en tanto somos distintos a otros. Ya sea genéticamente; con respecto a nuestro fenotipo (nuestros caracteres físicos adquiridos genéticamente y la adaptación de nuestro genotipo en el medio ambiente en el que nos tocó
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... ir); y, por último, somos distintos en tanto que a cada uno de nosotros nos toca vivir historias asociadas a nuestro entorno inmediato (cultura nacional, valores familiares, tipo de educación, etcétera) 1. Nuestras trayectorias están definidas en gran medida por nuestra comunidad de origen. Pero, además, somos seres sociales, al mismo tiempo que individuales. Nuestra condición social radica en que no podemos existir si no en sociedad: adquirimos conciencia de nosotros como personas individuales a partir del encuentro con un 'otro(s)' distinto a mí. Pero no solamente comprendemos nuestra unicidad a partir de nuestra comprensión de que hay otros distintos a mí: nuestra dimensión social alude al hecho de que nosotros aprendemos nuestras habilidades sociales a partir del encuentro con la sociedad. En efecto, observando, estudiando e imitando adquirimos conocimientos sobre cómo operar en nuestro entorno a través de los múltiples roles sociales que necesitamos para adaptarnos efectivamente. Por lo tanto somos individuos y también sociedad. No hay persona sin sociedad, ni tampoco sociedad sin individuo. Es por eso que el personalismo comunitario tiene por "enemigos", usando un concepto del filósofo Carlos Díaz 2 , por un lado al egocentrismo y, por el otro, al colectivismo. Es decir, la filosofía de la persona niega en primer lugar que podamos prescindir del "otro" (instrumentalizándolo para lograr nuestros propios fines o simple y llanamente negando su existencia, evitando cooperar con él); y en segundo lugar niega, a su vez, "el democratismo" 3 , que se opone al principio de la libertad y la singularidad, reflejado en aquellas filosofías que hacen abstracción del hombre de carne y hueso (su trayectoria, sus vivencias), sumergiéndolo en la impersonalidad del colectivo. Ahora bien, nuestra tarea acá es dilucidar qué significado le deberíamos otorgar a la acción política de modo que sea lo más fiel posible a este supuesto antropológico fundamental que acabamos de aludir, esto es, de la doble dimensión de la persona como ser social e individual. El modo será el siguiente: haremos un breve y simplificado repaso histórico de los últimos cincuenta años de vida política que nos permitirá observar la evolución del rol que la esfera política tuvo en la construcción de proyectos colectivos. No es azaroso que hayamos elegido la década de los sesenta como punto de partida para el ejercicio que queremos hacer. Es que precisamente es esta década el período histórico más convulsionado, en términos políticos y sociales, de la segunda mitad del siglo 1 Sols Lucia, José. Cinco Lecciones de Pensamiento Social Cristiano. Editorial Trotta. Madrid. 2013. 2 Díaz, Carlos.¿Qué es el Personalismo Comunitario?. Colección Persona.Salamanca.2010. 3 Ibid, pág. 23.
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