In Memoriam Dr. Eduardo Santini Araujo
Carlos Autorino
2017
Revista de la Asociación Argentina de Ortopedia y Traumatologia
A. Fernández". Funcionaba entonces en dicha sede una Cátedra de la materia a cargo del recordado Prof. Mauricio Rapaport, a la sazón, contemporáneo de mi padre. El dictado de materia era intensivo, éramos 11 alumnos así denominados "meritorios". En cierta manera, llevábamos vidas universitarias paralelas: él era mi Ayudante de Trabajos Prácticos en la materia Patología (si mal no recuerdo estaba próximo a la graduación con currículo universitario sobresaliente a fin de ese año). A la par yo
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... a ingresado a la 2 a Cátedra de Anatomía Normal concursando el cargo de Ayudante de Trabajos Prácticos "ad honorem". En el anfiteatro, destacaba una inscripción mural: "La muerte enseña lo que la vida oculta". Rapaport era reconocido como hombre poseedor de una inteligencia especial; una expresión de tal cualidad era haberse rodeado de colegas brillantes. Eduardo estaba alineado desde su juventud en brillo académico con sus colegas séniores los cuales fueron, con el paso del tiempo y prácticamente todos, a la vez, Jefes de Servicio y Profesores. ¡¡Rapaport había elegido bien!! Eduardo amaba lo que hacía: claro en la exposición teórica, preciso en la descripción macroscópica, simple en la mostración microscópica. Yo soy daltónico para cierta gama de colores; tan pronto comenzó el curso se lo expuse a Eduardo; él me guió en la identificación de las formas celulares, la ubicación de los núcleos y la disposición tisular. Él me enseñó a penetrar en la maravillosa trama íntima de los órganos y tejidos. Lo que él hizo es muy difícil, pocos son capaces, lo asevero con la experiencia personal de unos 40 años de docencia en ciencias morfológicas. La anécdota que acabo de relatar me permite fundamentar que entonces manifestó un don que lo caracterizó durante toda su carrera: parecía que él estaba presente en el mismo cuadro histológico. Hasta época reciente mantuve vínculo profesional habitual con Eduardo, fundamentalmente como referente en la consulta de segunda opinión. Fue sencilla la labor, ya que era fácil percibir el respeto que los colegas patólogos le profesaron. En el Hospital Universitario Austral, compartimos Quirófano en oportunidad de revisiones protésicas complejas y con antecedentes clínicos dudosos. El conteo de polimorfonucleares no era pues lo único que debía ser indagado en las piezas quirúrgicas: "tomá ese colgajo a la derecha de la punta del bisturí"; "veo menos de 5 PMN pero hay focos perivasculares y hay focos puriformes con detritus; te recomiendo que implantes el espaciador".
doi:10.15417/772
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