La contribución de las revistas clínicas de alto impacto a la ciencia: el caso de The Lancet
Antonio Ugalde, Núria Homedes
2013
Salud Colectiva
La contribución de las revistas clínicas de alto impacto a la ciencia: el caso de The Lancet The contribution of high-impact clinical journals to science: the case of The Lancet La tecnología digital permite un intercambio de ideas rápido, casi en tiempo real, entre profesionales de muchos países. La sociedad actual se enfrenta a una explosión informática que permite un acceso cada vez más universalizado al conocimiento científico, pero que también facilita la divulgación de información
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... ta o errónea. Las revistas clínicas de alto impacto saben lo difícil que es cribar la información válida de la que está viciada, ya sea por errores involuntarios, por manipulación de datos o por ser simplemente fraudulenta (1). En 2004, para minimizar el sesgo en las publicaciones sobre ensayos clínicos, las revistas clínicas de alto impacto tomaron la decisión de no publicar los resultados de ningún ensayo cuyo protocolo no se hubiera incluido en un registro público de ensayos clínicos antes de empezar a reclutar pacientes. Si bien es un paso en la dirección correcta, los problemas persisten. Los dueños de los protocolos de los ensayos clínicos consideran que los protocolos son un secreto industrial y, por lo tanto, no pueden ser compartidos. Ellos son los únicos que conocen la calidad de los datos que se recaban, el análisis al que los someten y la fidelidad de los resultados que se publican. La posibilidad de manipulación es innegable, aun más si tenemos en cuenta que los resultados positivos abren las puertas a ingresos multimillonarios. La incapacidad de las grandes agencias reguladoras para inspeccionar los ensayos es conocida. El 80% de las solicitudes de comercialización de medicamentos que recibe la Food and Drug Administration (FDA) de EE.UU. contiene datos de ensayos ejecutados en otros países, pero la FDA solo llega a inspeccionar menos del 1% de los centros extranjeros en donde se ejecutan (2). Todo ello dificulta la labor de los editores de revistas científicas y los obliga a estar vigilantes. Resulta difícil, si no imposible, identificar a autores fantasmas o a profesores que prestan sus nombres para firmar artículos escritos por otras personas con conflictos de interés, y evaluar la calidad de los datos o su manipulación. Todas estas situaciones cambian el sentido de lo que se publica en las revistas o se presenta a las agencias reguladoras, como ocurrió en el caso Vioxx (3). El número de artículos que las revistas científicas retractan está aumentando, en 2000 fueron 3 y en 2009 fueron 180 (4). Pero muchos otros, que debieran haber sido retirados, siguen siendo fuente de información para médicos que ofrecen atención médica y para investigadores. Por ejemplo, según documentos de la Universidad de California, artículos sobre Seroquel, Celebrex, Lyrica, Neurotín, y decenas de artículos sobre la terapia hormonal escritos por personal de la empresa de marketing Designwrite de Pfizer y publicados bajo el nombre de otros autores siguen sin retractarse (5,6).
doi:10.1590/s1851-82652013000100001
pmid:23680745
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