Acercamiento a Lucía Bosé a través de las obras de Michelangelo Antonioni y Juan Antonio Bardem

Endika Rey
2013 Quaderns de Cine  
Aunque Richard Dyer afirma que, en términos sociológicos, "las estrellas no existen fuera de los textos, son estos los que deben ser estudiados (...) y sólo se pueden entender y asimilar en referencia a la especificidad de lo que son: principalmente significantes" (2001: 12), también habla de una "imagen generalizada del estrellato que puede verse como una versión del sueño americano, organizada alrededor de los asuntos de consumo, éxito y notoriedad" (2001: 56). El amor, el matrimonio y el
more » ... son constantes de esta imagen. Lucía Bosé, nacida en Milán el 28 de enero de 1931, tiene una trayectoria como actriz de más cincuenta años y ha trabajado en más de treinta películas junto a varios de los grandes directores europeos de la época. Sin embargo, en España (donde reside desde hace varias décadas) es más recordada por su relación con Luís Miguel Dominguín que por su cine. Ella misma afirmaba ser consciente de que "lo malo es que pasaré a la historia como mujer de un famoso torero. Ésa será mi inmortalidad" (Olano, 1974: 333). El estrellato por encima de la estrella. Lo cierto es que su talento interpretativo, correcto y magníficamente explotado, dista mucho de reunir un estilo particular que impregne todas sus películas mediante la familiaridad. Bosé no es Anna Magnani; ni siquiera es Monica Vitti. Su imagen en pantalla no define la esencia última de sus películas, pero sí cumple, por ejemplo, con ese rasgo inherente al estrellato que es la constancia del amor como experiencia metafísica promovida por las revistas de corazón. En este sentido, Lucía Bosé avanzó por un itinerario propio de ese sueño americano del que habla Dyer. Tal y como cuenta en sus memorias (Aranguren, 2003: 40-44) un día, cuando trabajaba de dependienta de una pastelería milanesa, un cliente se fijó en ella y le dijo "Acuérdese de mí, un día usted hará cine"; el cliente era el mismísimo Luchino Visconti. Poco más tarde, unos amigos la inscribieron en el concurso de Miss Italia, sin que ella hubiese dado
doi:10.14198/qdcine.2013.8.09 fatcat:jr3e4thjifgztidg54wpudsnhy