Estudios sobre letras hispánicas de Enrique Anderson Imbert
David Lagmanovich
1978
Revista iberoamericana
RESENAS ENRIQUE ANDERSON IMBERT. Estudios sobre letras hispcinicas. M6xico: Editorial Libros de M6xico, S.A., 1974. (Biblioteca del Nuevo Mundo, 7.) Estamos acostumbrados a peribdicas lamentaciones (que el propio Anderson Imbert resefia en uno de los trabajos reunidos en este volumen, pp. 342-356) sobre la presunta inexistencia, ausencia o deficiencia de la critica literaria en Hispanoamerica. Pero la verdad es que el acelerado crecimiento de nuestra literatura en lo que va del siglo, y quiza
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... s especfficamente durante los iltimos cincuenta afios, ha ido de la mano con una notable actividad hist6rica y exegetica, hasta constituir un corpus de indudable solidez. Primero se dio la labor pionera de grandes estudiosos ya desaparecidos, como Alfonso Reyes, Baldomero Sanfn Cano, Amado Alonso (eminente en muchos campos, y nunca desatento a la literatura de la America Hispinica) y Pedro Henriquez Urefia. Despues, la tesonera labor de sus discfpulos, directos o a trav6s del vivo ejemplo de sus libros. Asi, nuestras letras cuentan hoy con una primera fila de crfticos que honrarian a cualquier literatura. En otros paises, protegidos por el aparato estatal (como en las llamadas democracias populares) o por los mecanismos generadores de una bien instruinentada propaganda cultural nacionalista (como en Francia), estos estudiosos hubieran constituido verdaderas "escuelas". En los nuestros, la tarea critica (y quiza ese sea el verdadero fallo de que puede hablarse, nunca la calidad intrfnseca de esa labor) tiene un signo mis individual. La critica crece en la soledad, luchando con serias dificultades para la publicaci6n y difusi6n de los trabajos. Apenas si, a veces, se cuenta con el tenue apoyo de esporidicas instituciones o de fugaces revistas; de universidades volcadas al profesionalismo desenfrenado y sin concepci6n clara del valor de la investigaci6n (como en la Argentina y otros parses latinoamericanos) o, en afios mis recientes, de universidades norteamericanas no siempre sensibles al valor de una cultura extraia, o a la eficacia de escritos que por lo general se formulan en espaiol. Aun asf, y toinando todo eso en cuenta, es asombroso lo que se ha logrado: basta visualizar conjuntamente, ademis de los antes citados (y aqur me excuso por las inevitables excepciones de toda lista), la obra de Enrique Anderson Imbert, Jos6 detris, por lo menos una promoci6n mis de criticos en una forma u otra vinculados con los que acabo de citar.) S6lido conjunto de trabajos iluminadores, de apegado conocimiento de los textos, de valiosas conexiones con el contexto temporal y social de los respectivos paises, de razonada aplicaci6n de concepciones metodol6gicas renovadoras, de desarrollo de un continuum critico, en una palabra, que puede guiar sin tropiezos al estudioso de esta literatura. Gufa imprescindible, por lo demis, debido al complejisimo caricter de la obra a estudiar: diez siglos de tradici6n, los iltimos cinco transcurridos en tierras americanas pero con todo el peso de los siglos anteriores como asumida herencia (pues el Cid y Berceo y 'Manrique y Fray Luis son tambien "nuestra" tradici6n, mal que les pese a los cultores de nimiedades administrativas), seguidos por siglos del
doi:10.5195/reviberoamer.1978.3270
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