confesiones cristianas surgidas de la Reforma (luteranismo, calvinismo y anglicanismo), al Consejo Ecuménico de las Iglesias y a las Iglesias Ortodoxas. Se atiende también brevemente a las religiones no cristianas: hinduismo, budismo y shintoísmo. Es específico de la Iglesia Católica el Estado, atípico, de la Ciudad del Vaticano. El autor lo había estudiado con anterioridad y amplía ahora sus estudios desde la doble perspectiva histórica y jurídica. La Comunidad Internacional es una realidad

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... patible con la existencia de Estados soberanos. Siguiendo las huellas de la Doctrina Social de la Iglesia, especialmente de Juan XXIII en Pacem in terris, recuerda que sus normas supremas son la ley moral, la verdad, la justicia y la libertad. Postula igualmente la necesidad de una autoridad mundial consciente de su dificultad, como lo han hecho también los Papas que la han pedido: Benedicto XV, Pío XI, Pío XII, Juan XXIII, Pablo VI, Juan Pablo II y Benedicto XVI. Desde el punto de vista fáctico aborda la Comunidad Mundial organizada, tanto a nivel mundial (la ONU) como regional: instituciones europeas, asiáticas, africanas y americanas. Cinco problemas concretos se abordan al final del libro: la garantía, en la comunidad internacional, de los Derechos de la persona humana, de los Estados, de las familias y de las minorías, tanto étnicas como religiosas. Atiende también a los emigrantes, refugiados y apátridas, reivindicando sus derechos con equilibrada prudencia. Aborda con precisión la Moral de la guerra y de la paz, presentando los Mensajes en la Jornada Mundial de la Paz desde Pablo VI a Benedicto XVI. Señala los límites morales en el empleo de la violencia, sin olvidar el derecho a la legítima defensa y el bien de la paz. La obligación de velar por el desarrollo de los pueblos y por el medio ambiente ocupan los capítulos finales de esta obra, que culmina con una bibliografía amplia y selecta. Se trata de un tratado completo, que recoge muchos aspectos de una disciplina poco tratada y los ilumina con el saber sólido de muchos años de investigación y docencia. Es de agradecer el esfuerzo constante de un catedrático que dejó las clases, pero continúa investigando, estudiando y publicando.-RAFAEL M.ª SANZ DE DIEGO, S.J.