Calidad de vida y orientación estratégica institucional. Una aproximación desde el modelo ¿Cómo está la vida? para medir el bienestar y el progreso de la OCDE

Carlos Felipe Escobar Roa
2018 Revista Colombiana de Enfermería  
Médico cirujano, especialista en Otorrinolaringología Magíster en Dirección en Educación Superior DBA en Gestión en Educación Superior Rector Universidad El Bosque INTRODUCCIÓN Los pueblos y sus gobiernos fortalecen gradualmente el consenso sobre la necesidad de construir sociedades más justas y con mejores condiciones de bienestar y calidad de vida. Los planes de gobierno, antes centrados fundamentalmente en estrategias de crecimiento económico, dan cada vez mayor relevancia al avance en estos
more » ... aspectos. Esta tendencia también permea hoy las dinámicas de los pequeños colectivos (organizaciones), las familias y los individuos. El interés antes central en la consolidación financiera de las empresas, se acompaña hoy del compromiso con el fomento del bienestar y calidad de vida de sus miembros. Como individuos, el interés por llevar vidas personales y familiares más balanceadas remplaza poco a poco el dominio del sueño de amasar grandes riquezas y patrimonios. Mayor bienestar y mejor calidad de vida para todos son solo algunas de las formas en que expresamos ese objetivo que parece ser cada vez más compartido. Filósofos, sociólogos, economistas y pensadores de todas las ramas del saber han discutido activamente en los últimos años las múltiples dimensiones de conceptos tales como bienestar y calidad de vida. Su redefinición permanente demuestra el interés fundamental de las personas, organizaciones y países en torno a lograr una mejor descripción de lo que estos implican. Explica también por qué existe cierto uso difuso y quizás abuso de ambos conceptos. La Universidad El Bosque ha sido explícita en su compromiso con la calidad de vida desde la formulación de su misión y proyecto educativo institucional (PEI) desde hace ya más de 35 años. Como Escuela Colombiana de Medicina y, posteriormente, como Universidad, nuestra institución ha dedicado sus esfuerzos a fomentar la salud y el bienestar de los colombianos. Su quehacer se ha concentrado siempre, y en todas sus etapas, en ofrecer un fuerte énfasis humanístico según el cual el bienestar y la calidad de vida son pilares del desarrollo individual o social. En su plan de desarrollo institucional, la Universidad define su orientación estratégica de la siguiente manera: "La Universidad El Bosque se consolida como universidad de formación, multidisciplinaria, con un foco que articula su desarrollo (en formación, investigación, transferencia y servicio) en la Salud y Calidad de Vida. Insertada en el entorno global, comprometida con las necesidades y oportunidades locales, regionales y nacionales" (1). Revista Colombiana de Enfermería • Volumen 8 Año 8 • Págs. 4-23 5 La reflexión sobre cómo cada disciplina enfoca su desarrollo en la salud y calidad de vida, en el crecimiento de la oferta posgraduada y la investigación ha sido uno de los grandes retos de decanaturas y consejos de facultad. Quizás por tratarse de un concepto de uso más cotidiano, más tangible o por la extensa presencia de la Universidad en el campo de la salud, no ha sido tan complejo identificar los puntos de encuentro desde las diferentes disciplinas con la salud. Sin embargo, hoy parece esperarse más claridad sobre el concepto de calidad de vida, como punto de partida para encontrar esos elementos articuladores a que invita la orientación estratégica institucional. En este documento busco dar claridad sobre el concepto de calidad de vida. Empleo el modelo Cómo está la vida (2) para la medición del bienestar y progreso propuesto recientemente por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE). En este sentido, en el presente texto expongo el modelo de la OCDE y hago énfasis en el concepto de calidad de vida. Desde el modelo, reflexiono sobre el impacto de diferentes sectores productivos, en particular la educación. Concluyo resaltando la articulación de nuestra orientación estratégica con el modelo y propongo adoptarlo como referente conceptual. LOS ANTECEDENTES DEL MODELO PARA LA EVALUACIÓN DEL DESARROLLO DE LAS NACIONES Desde la década de los cuarenta del siglo pasado, los países han intentado diseñar modelos que les permitan identificar su nivel de desarrollo. Aunque bajo los modelos económicos imperantes el desarrollo financiero de los países ha sido prioritario y principal objetivo, hoy se evidencia un creciente interés por evaluar de manera más adecuada la influencia positiva o negativa de dichos modelos en el bienestar y la calidad de vida de comunidades e individuos. En últimas, las naciones son personas que tienen necesidades, sueños y metas. Los gobiernos han entendido que sus objetivos y resultados no pueden analizarse con una sola variable: la prosperidad económica. El producto interno bruto (PIB) fue instaurado por el Sistema de Cuentas Nacionales de las Naciones Unidas. Este indicador se concentra en determinar el valor monetario de la producción de bienes y servicios de un país en un periodo de tiempo determinado, por lo general un año. Aún hoy es el indicador más difundido en relación con el desarrollo de las naciones. Sin embargo, desde sus inicios, el PIB ha sido cuestionado como indicador de bienestar. El propio Simon Kuznets, uno de los economistas diseñadores del PIB sostenía que "El bienestar de una nación [...] difícilmente puede deducirse de la medición del ingreso nacional" (3). De la misma forma, el 18 de marzo de 1968, Robert Kennedy, por aquella época senador estadounidense, pronunció un discurso en la Universidad de Kansas donde expresaba la gran limitación del PIB como indicador de bienestar de los pueblos: El PIB no tiene en cuenta la salud de nuestros niños, la calidad de su educación o el gozo que experimentan cuando juegan. No incluye la belleza de nuestra poesía ni la fuerza de nuestros matrimonios, la inteligencia del debate público o la integridad de nuestros funcionarios. No mide nuestro coraje, ni nuestra sabiduría, ni la devoción a nuestro país. Lo mide todo en suma, salvo lo que hace que la vida merezca la pena (4). La preocupación por identificar de una mejor manera los niveles de bienestar de una sociedad y lograr información más adecuada para la formulación de políticas públicas es hoy en día un tema sustantivo para países y organizaciones internacionales. La Organización de las Naciones Unidas (ONU) inició esta tarea en 1990 con el índice de desarrollo humano (IDH) que, mediante tres ejes (salud, educación y renta), pretende identificar el desarrollo económico y social de los países, concentrándose en sus capacidades más allá de su mera producción. Por su parte, en 2008 el presidente de la República Francesa, Nicolás Zarkosy, conformó la Comisión sobre la Medición del Desarrollo Económico y del Progreso Social (CMPEPS, por su sigla en francés). Los objetivos que guiaban la Comisión eran principalmente los de identificar indicadores de progreso social pertinentes, evaluar la posibilidad de generar nuevos instrumentos de medición, reflexionar sobre la presentación más adecuada de los datos estadísticos que sobre el tema se generen y, Editorial 6 además, como premisa de todo lo anterior, determinar los límites del PIB en la identificación del progreso social, el bienestar y la calidad de vida de la sociedad. El liderazgo de la tarea y, por ende, de la Comisión fue encargado a Joseph Stiglitz, premio Nobel de economía en 2001, acompañado por Amartya Sen, Nobel de economía de 1998, y Jean-Paul Fitoussi, economista francés y presidente del Observatorio Francés de Economía. Junto con un equipo de alto nivel de más de 30 académicos, la Comisión rindió informe al gobierno francés un año después de su conformación. En él expresó contundentes críticas al empleo del PIB como referente central para determinar el nivel de desarrollo y progreso de las naciones. Además, ofreció doce recomendaciones para construir indicadores e instrumentos estadísticos que sean capaces de capturar la multidimensionalidad de conceptos tales como progreso, bienestar y calidad de vida. En razón a la complejidad de estos conceptos, la evaluación del bienestar de una nación requiere de modelos conceptuales que permitan definir las interrelaciones de sus componentes fundamentales. EL MODELO DE BIENESTAR Y PROGRESO DE LA OCDE El modelo conceptual propuesto por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) es uno de los más recientes; incorpora las reflexiones de organismos económicos, sociales y las discusiones académicas que sobre el concepto de bienestar se han dado en los últimos años. Con su modelo, la OCDE pretende tener en cuenta tanto los aspectos objetivos del bienestar de las personas (satisfacción de ciertas necesidades básicas) como sus aspectos subjetivos (satisfacción con la vida propia y capacidades de desarrollo personal); además, articular el bienestar social en el mundo actual con la visión del bienestar de la sociedad del mañana (2). Esta es una de las más importantes recomendaciones de la Comisión Stiglitz, Sen y Fitoussi al asumir la sustentabilidad del bienestar como dimensión clave en el desarrollo de los países (5). La OCDE presentó en 2011 el estudio ¿Cómo va la vida? que avanza en el esfuerzo de definir un indicador multidimensional del bienestar bajo el nombre de Tu Índice para una Vida Mejor. Este índice, muy cercano a las recomendaciones hechas por la Comisión sobre la Medición del Desarrollo Económico y del Progreso Social, es hasta el momento uno de los esfuerzos más importantes por integrar las distintas variables a tener en cuenta para identificar el nivel de bienestar de una sociedad. El modelo de índice de bienestar propuesto por la OCDE integra de manera cuidadosa las reflexiones actuales de economistas, sociólogos, filósofos y, en general, académicos e investigadores sociales de las más diversas áreas y corrientes de pensamiento. Hace énfasis en los indicadores sociales y humanísticos, tales como salud, educación, percepción de seguridad, disfrute del tiempo libre, relaciones sociales y equilibrio entre el trabajo y el ocio. Además, presenta como aspecto importante la sostenibilidad del bienestar con una perspectiva social, sostenibilidad que se determina mediante el cálculo de capacidades naturales, humanas, sociales y económicas. El interés manifiesto por la OCDE es proveer a las naciones de un instrumento integrador que les permita identificar, según su contexto, el nivel de bienestar de su población y fomentar en los países no solo un crecimiento económico sino un verdadero desarrollo humano sobre los pilares del bienestar integral de los individuos. Se espera así que la formulación y seguimiento de las políticas estatales supere el referente del crecimiento económico y trascienda el desarrollo y bienestar humano. El modelo conceptual ¿Cómo está la vida? para la medición del bienestar y el progreso está cimentado en tres pilares, a saber: i) condiciones materiales de la vida, ii) la calidad de vida y iii) la sustentabilidad (véase la Figura 1). Revista Colombiana de Enfermería • Volumen 8 Año 8 • Págs. 4-23 7 Los indicadores de empleo y vivienda señalan la necesidad básica de seguridad y estabilidad. Por supuesto el comportamiento del crecimiento económico, medido por el PIB, es determinante en el comportamiento de estos tres aspectos. A mayor PIB, mayor probabilidad de incremento en ingresos, menores tasas de desempleo y mayor probabilidad de acceso a vivienda. Sin embargo, debe notarse que el PIB también se compone de una serie de factores que deterioran las condiciones de bienestar de los individuos, y por eso son llamadas "lamentables" (regrettables o trade-offs). Las pérdidas ambientales o de capital social y cultural derivadas de la extracción y explotación de recursos naturales son un ejemplo de estos "lamentables". El segundo pilar corresponde a la calidad de vida y comprende ocho variables que se relacionan con el cómo se vive (condiciones de calidad) en vez de con qué se vive (condiciones materiales). Estas variables son: estado de salud, equilibrio entre trabajo y vida social, educación y habilidades, relaciones sociales, compromiso cívico y participación en gobierno, calidad ambiental, seguridad personal y bienestar subjetivo. Existe hoy consenso en que estos ocho aspectos inciden en la valoración objetiva y subjetiva de la calidad de vida de individuos y colectivos. Para medir cada uno de ellos se emplean indicadores. Por ejemplo, para estado de salud se seleccionaron indicadores como esperanza de años de vida al nacer y percepción de salud; para equilibrio entre trabajo y vida social, las cifras de empleo de largas jornadas, la relación horas de ocio/horas laborales y la tasa de empleo de madres de preescolares. La calidad de vida es, desde este modelo, un concepto fundamental que, junto con las condiciones materiales y la sostenibilidad, determinan el bienestar de individuos y comunidades. Los dos primeros pilares evalúan condiciones de bienestar actuales de una sociedad. El tercer pilar, sostenibilidad, se centra en las capacidades para mantener un nivel de bienestar para las futuras generaciones. Supone el compromiso generacional de preservar los distintos tipos de capital: natural, económico, humano y social. Como se observa, gran parte de sus indicadores se concentran en aspectos eminentemente sociales tales como capacidades educativas, calidad ambiental, participación civil en las decisiones de la comunidad, Producto interno bruto Lamentables Bienestar Individual Promedio de la población y las diferencias entre los grupos Sostenibilidad del bienestar a través del tiempo Requiere la preservación de los diferentes tipos de capital: CALIDAD DE VIDA • Estado de salud • Equilibrio en el trabajo y en la vida • Educación y habilidades • Integración social • Participación ciudadana y gobernanza • Calidad medioambiental • Seguridad personal • Bienestar subjetivo • Capital Natural • Capital Económico • Capital Humano • Capital Social CONDICIONES DE VIDA MATERIAL • Ingreso y riqueza • Trabajo e ingresos • Vivienda Figura 1. ¿Cómo está la vida? Modelo para medir el bienestar y el progreso (2) Siguiendo las recomendaciones de la Comisión Stiglitz, el índice de bienestar de la OCDE se concentra en las familias y los individuos más que en las variables agregadas, y en los resultados que se obtienen gracias al desarrollo e incremento del bienestar más que en el gasto que hacen los gobiernos para lograrlos. Se preocupa por el bienestar bien distribuido en toda la población sin importar la disparidad de edad, sexo o situación socioeconómica; y, por supuesto, tiene en cuenta aspectos objetivos y subjetivos para la determinación del nivel de bienestar (2). El primero de los pilares, las condiciones materiales de vida, incluye tres aspectos: indicadores objetivos de renta y riqueza (algunos incluidos en el PIB), indicadores de empleo e ingresos, e indicadores de vivienda. Estos tres aspectos determinan el bienestar de individuos y comunidades en tanto indican su capacidad de gasto, inversión, acceso a servicios y productos de consumo. Editorial 8 bienestar subjetivo, capacidades naturales y sociales, etc. En comparación con los aspectos sociales, solo una parte menor está destinada a tener en cuenta indicadores económicos como el PIB. Como ya se dijo, con este modelo, la OCDE intenta suministrar información a los estados sobre el bienestar y el progreso de las sociedades al contemplar una gran cantidad de dimensiones que antes, con el PIB, no eran accesibles a gobiernos y grupos de interés. El modelo pretende ser una herramienta fundamental para la generación de políticas gubernamentales que tengan en cuenta metas en las tres dimensiones del bienestar. La crisis medioambiental, la percepción de seguridad y confianza, las competencias intelectuales, la felicidad y la capacidad para mantener el nivel de bienestar hacia el futuro son aspectos fundamentales que nos permiten lograr una mejor comprensión del nivel de desarrollo de una sociedad y concentrarnos en su gente, y no solo en su capital y desarrollo económico. LOS SECTORES PRODUCTIVOS DESDE EL MODELO En nuestro contexto actual, encontramos que el Plan Nacional de Desarrollo propuesto por el gobierno apunta con las estrategias de sus cinco locomotoras al progreso de las regiones y, de una u otra forma, hacia la consolidación del bienestar y la calidad de vida, como propone la OCDE en su modelo. Así la locomotora de la vivienda mejorará los indicadores específicos de condiciones materiales de vida en este aspecto. Además, también afecta positivamente los indicadores de calidad de vida como el de bienestar subjetivo, pues quienes tienen vivienda propia presentan mayor autoestima y tranquilidad en sus vidas por contar con un "techo propio". De la misma forma, la vivienda como estrategia para la prosperidad permite que las personas experimenten una mejor percepción de seguridad por tener un lugar seguro para el resguardo de su familia y sus posesiones. A su vez, poseer una vivienda propia es fundamental para hacer sostenible el bienestar a través de las generaciones, al ofrecer a los que vienen la seguridad de un techo que, como ya mencioné, influye en los demás aspectos del bienestar. Si la locomotora del sector minero-energético se desarrolla bien, ofrecerá a la sociedad un gran potencial económico que aportará al bienestar general. La distribución de regalías es un ejemplo de esta dinámica. Por supuesto, este capital económico es efectivo en la actual sociedad que ve incrementar sus ingresos, junto con una disminución patente en las tasas de desempleo en algunas regiones. Sin embargo, es importante señalar el desarrollo inadecuado de este sector puede acarrearle al país y a sus habitantes más perjuicios que beneficios a largo plazo. Esto es evidente cuando se contemplan los daños ecológicos de la extracción ilegal o irresponsable de material minero que impacta de manera negativa las condiciones de sostenibilidad del capital natural de nuestra sociedad y, por tanto, pone en riesgo el bienestar de las generaciones futuras. El bienestar también se ve fuertemente impactado, con indicadores positivos, al desarrollar de manera responsable la infraestructura de transporte y de comunicación, tercera locomotora para la prosperidad. En este caso, los indicadores de condiciones de vida material se incrementan claramente al generar abundante empleo en su desarrollo y luego al disponer de facilidades en el comercio terrestre, la conectividad para los negocios y, en general, para el crecimiento sostenido de la economía. También es cierto que una adecuada infraestructura de transporte y comunicaciones beneficia el nivel de vida de las personas al darles la posibilidad de invertir menos tiempo en sus traslados y permitir balancear mejor el tiempo laboral y de ocio. Es evidente que el desarrollo del agro en nuestro país es una estrategia fundamental para incrementar el bienestar y la calidad de vida de la población, en especial de la población rural que, en general, tiene Revista Colombiana de Enfermería • Volumen 8 Año 8 • Págs. 4-23 9 menos oportunidades para su desarrollo personal y laboral. La cuarta locomotora del actual gobierno nacional se relaciona con el sector agropecuario y permite que la economía se dinamice. Por último, se encuentra la locomotora más relacionada con la educación superior: los nuevos sectores basados en la innovación. Es claro que las estrategias que fomenten y fortalezcan la innovación en el país producirán beneficios abundantes y sostenidos en la calidad de vida y el bienestar de la sociedad. La educación, sobre todo la superior, es pilar fundamental de esta locomotora con sus actividades de investigación, innovación y transferencia del conocimiento. Un país insertado en la dinámica global del conocimiento y la innovación es un país altamente competitivo, con buenas y sostenibles perspectivas de futuro. Con todo, es la educación el sector más importante para el bienestar y la calidad de vida de toda la población porque impacta en cada uno de los tres pilares y en todos los indicadores contemplados en el modelo de bienestar de la OCDE. Puede decirse, empleando la analogía del gobierno, que la educación se constituye en los rieles de las locomotoras de la prosperidad. Le da el sustento más adecuado a cualquier tipo de desarrollo y estrategia que pretenda impactar el bienestar de las personas. Más aún, ella misma influye de manera directa en todos los aspectos del bienestar. La educación consolida la solidaridad, la equidad, la inclusión y la paz en la sociedad. Determina las capacidades de la sociedad y los individuos para mantener y mejorar las condiciones materiales de vida (primer pilar) mediante el desarrollo de su capacidad laboral y productiva. Individuos y sociedades más educadas tienden a disfrutar de mejores condiciones de ingreso, empleo y vivienda. Influye significativamente en las condiciones de calidad de vida. Individuos y sociedades mejor educadas, en particular cuando sus condiciones son equitativas, gozan de condiciones de salud más adecuadas, mayor expectativa de años al nacer, etc. A su vez, se espera de individuos más educados la capacidad de asumir la responsabilidad de preservar los capitales natural, económico, humano y social necesarios para que las condiciones de bienestar se mantengan y mejoren para las generaciones futuras. Acogiendo la concepción de Amartya Sen (6), la calidad de vida debe verse en términos de capacidades adquiridas y desarrolladas por el ser humano para llevar a cabo acciones que le permitan lograr un mejor estado de bienestar. Bajo esta perspectiva, la educación superior tiene la responsabilidad de consolidar dichas capacidades en los ciudadanos; además, la misión de generar un entorno adecuado para que las capacidades se pongan en práctica e influyan de una manera efectiva en la vida de las personas. Este entorno adecuado no es otro que la construcción de una sociedad desarrollada, justa y en paz. Como se puede apreciar, el modelo de bienestar propuesto por la OCDE hace explícita la importancia de balancear el bienestar de generaciones actuales y futuras, así como las condiciones materiales de vida (con qué vivimos) y las condiciones cualitativas (calidad de vida). El bienestar es un concepto multidimensional que integra aspectos subjetivos y objetivos del desarrollo de las personas. Exaltar como objetivo central de una sociedad el mejorar la calidad de vida de sus integrantes es encontrar el sentido de la vida en comunidad, es comprometerse con una meta fundamental de todo ser humano u organización como constructor de una mejor sociedad. LA ORIENTACIÓN ESTRATÉGICA INSTITUCIONAL DESDE EL MODELO En 2010, con la construcción del Plan de Desarrollo Institucional 2011-2016, la Universidad definió paso a paso su orientación estratégica institucional luego de haber iniciado el proceso de autoevaluación institucional en 2009 y de haber pasado por la evaluación externa de la Asociación Europea de Universidades. Gracias a este camino, que necesariamente tuvo en cuenta la historia de nuestra institución, su vocación 10 Editorial y sus fortalezas, hemos logrado hacer más explícita nuestra misión y precisar la posición particular que queremos ocupar en el sistema de educación superior con base en nuestra autonomía. Estoy convencido de que nuestra orientación estratégica, con su enfoque en la salud y calidad de vida, hace parte de la actual frontera del pensamiento global en materia de desarrollo humano. Sabemos que nuestra institución, joven como lo es, tiene el suficiente potencial para aportar a la sociedad mediante la construcción de conocimiento y la oferta de formación y servicios articulados al desarrollo de la salud y la calidad de vida. El enfoque estratégico de la Universidad se articula plenamente con lo que hoy en día es uno de los principales puntos de interés de las sociedades, gobiernos y organismos supranacionales. Los elementos conceptuales del modelo pueden ser acogidos como referentes del concepto de calidad de vida expuesto en la orientación estratégica y avanzar así hacia la construcción de estrategias de desarrollo que, desde las diferentes disciplinas, se enfoquen en la salud y calidad de vida. Si el gobierno nacional aspira que Colombia sea incluida en el grupo de naciones de la OCDE, deberá reconocer y adoptar modelos de evaluación del desarrollo y bienestar más comprehensivos como el expuesto en este documento. Debe ser imperativo de todo miembro de esta comunidad académica reclamar el lugar que le corresponde a la educación superior, y en particular a la Universidad El Bosque, en la construcción de una sociedad con mayor bienestar y progreso en esta construcción. La Universidad ha asumido este compromiso frente al país y, por esta razón, confía en que su orientación estratégica institucional la guíe por el camino más directo y responsable hacia la construcción de una sociedad más justa, diversa, incluyente y humana, que privilegie el bienestar, la salud y la calidad de vida de nuestros ciudadanos. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS 1. Universidad El Bosque [Internet]. Bogotá: mayo de 2012 [consultado marzo de 2013]. Plan de Desarrollo Institucional.
doi:10.18270/rce.v8i8.542 fatcat:ydwsoyetszeshiy4tubc35zrfm