JOSÉ RICART, EL PRIMER MAESTRO DE CIEGOS DE ESPAÑA
Antonio Ricao, José Storch De Gracia, Asensio
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Comunicación presentada al I Congreso Virtual Internacional sobre Sordoceguera, abril-mayo del 2002, Año Iberoamericano de las Personas con Discapacidad, Para más detalle, ver Antonio GASCÓN RICAO y José Gabriel STORCH DE GRACIA Y ASENSIO (2004), "Historia de la Educación de los sordos en España y su influencia en Europa y América", Colección "Por más señas", Coedición Universidad Complutense de Madrid, Centro Hervás y Panduro y Centro Editorial Ramón Areces, Madrid, 2004. 1. José Ricart, el
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... ojero Por una coincidencia singular, la invención de un método para instruir a los ciegos fue muy posterior a la de la enseñanza de los sordos, cuyo camino había abierto en el siglo XVII el español Juan de Pablo Bonet, al publicar en 1620 su Reducción de las Letras y Arte para enseñar a los mudos. La explicación más racional a este hecho tan singular debió residir en la consideración general de que existía una mayor necesidad de instrucción entre las personas sordas que entre las invidentes. A diferencia del tema de los sordos, en ésta ocasión, la nación pionera en la invención de un método pedagógico genérico para los ciegos fue Francia, donde gracias al tensón de M. Valentín Haüy se pudo abrir en París la primera escuela el año 1781, que aunque dependiente durante sus primeros cuatro primeros años de la escuela de sordos del abate L'Epée, fue creada con el fin, o con la intención, de proporcionar a sus alumnos, mediante una apropiada instrucción, medios suficientes con los cuales se que pudieran ganar la vida. Sin embargo, en el caso de España hubo que esperar todavía 35 años, concretamente hasta 1820, para que surgiera una iniciativa similar a la francesa. Que, sorprendentemente, no partió del estado o de las instituciones públicas o privadas, a diferencia del resto de Europa, sino de la mano de un particular. En este caso concreto de José Ricart, un humilde relojero de Barcelona, que de forma totalmente altruista no dudó en abrir por las noches la puerta de su pequeño negocio, sito en la calle de Puerta Ferrisa, para formar en él escuela, dándose así el primer paso de un largo camino que no estuvo precisamente cuajado de rosas. 2. Los primeros pasos A mediados del 1819, Ricart, por motivos hoy desconocidos, se puso a discurrir la manera de poder dar una educación eficaz a las personas invidentes, probablemente muy influido
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