La conexión entre producción y recepción cinematográfica en el Perú ha seguido un camino marcado por contados casos de éxito y una competencia desigual (especialmente en términos de promoción y distribución) con el denominado modelo narrativo industrial de origen estadounidense. Como ocurre en buena parte del mundo, especialmente en países que no se han caracterizado por una producción masiva, son los denominados blockbusters hollywoodenses los que han dominado el circuito comercial peruano. Al

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... mismo tiempo, son sus distribuidores los que han trabajado infatigablemente para moldear el gusto de los consumidores dentro de versiones muy cercanas lo que se comprende por películas de tipo B, especialmente en sus variantes de acción. Las pocas alternativas a este proceso se han dado por momentos de empatía con producciones algo más cercanas al contexto nacional, como las del melodrama clásico mexicano (o incluso el de la India). No fue hasta finales de los sesenta, cuando el cine peruano comenzó a despertar lentamente de un letargo de por lo menos treinta años. En ese momento el trabajo de los productores pareció dividirse, a contracorriente del proceso social, en