PRESENTACIÓN
María Acale Sánchez
2015
Rueda
La Disposición adicional decimocuarta de la LOU contempla la figura del Defensor Universitario, como una institución universitaria de garantía a la que se le encarga "velar por el respeto a los derechos y las libertades de los profesores, estudiantes y personal de administración y servicios, ante las actuaciones de los diferentes órganos y servicios universitarios". La competencia se extiende en algunos casos más allá del personal universitario "propiamente dicho" a otros colectivos que directa
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... o indirectamente se acercan, se aproximan a la Universidad (estudiantes a quienes se les deniega el ingreso, por ejemplo), o se integran en nuestro mundo indirectamente a través de la subcontratación de servicios públicos (cafeterías, copisterías, servicios de limpieza, de informática, de seguridad, etc.). Desde un punto de vista sustantivo -aparte de las previsiones orgánicas en cuanto a la elección o designación, mandato y dedicación-, allí se establece que sus actuaciones -siempre dirigidas a mejorar la "calidad universitaria en todos sus ámbitos"no están sometidas a mandato imperativo. Son muchas las cosas que se condensan en esta frase y que posteriormente han desarrollado cada una de nuestras Universidades en sus Estatutos y reglamentos internos. Con esa finalidad tan amplia y ese carácter autónomo y garantista, actuamos en cada una de nuestras Oficinas en la búsqueda del bienestar de los miembros de nuestra Universidad y en defensa del conjunto de derechos que tenemos reconocidos como miembros de la Universidad española. También velamos, correlativamente, por el cumplimiento de los deberes que nos impone nuestro ordenamiento jurídico. Los medios con los que contamos para alcanzar esos objetivos son simples: cabeza, corazón y coraje, por una parte, y sentido común, lógica y ética, por la otra (no se sabe bien en qué orden). Y con estos mimbres, mediamos, aconsejamos, proponemos soluciones a los problemas que suscita la compleja vida diaria universitaria. El éxito o el fracaso de nuestro
doi:10.25267/rueda.2015.01
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