Penurias de un Editor

José Jaime Castaño Castrillón
2018 Archivos de Medicina  
Un gran número de revistas colombianas se originaron entre los años 2000 y 2005, en universidades colombianas, impulsadas por entusiastas docentes e investigadores, quienes pretendían ofrecer a pregrados y posgrados, una tribuna de divulgación de los artículos científicos producidos por sus respectivas comunidades universitarias. En el momento este objetivo era factible, pues el Publindex de Colciencias, entidad que norma la producción científica colombiana, no castigaba la endogamia,
more » ... ia lógica de la pretensión de estos docentes o investigadores. Es más, también esta entidad era muy laxa en la exigencia de dos evaluadores por artículo, que si bien tenía explícitamente, en la práctica no la monitoreaba, pues la exigencia era un número determinado de evaluadores por fascículo, sin entrar en detalles de cuantos había por artículo. Así pues, en estas condiciones muchas revistas medraron, y lograron escalafonarse en C, B, o hasta A2 y A1, con relativamente escasos recursos. Bastaba tener, por ejemplo, 5 artículos de investigación y 2 de revisión, para un fascículo, cada uno evaluado por un solo árbitro, que comúnmente era un docente de la misma institución, y cumplir las condiciones exigidas para cada escalafón, que juzgaban la calidad editorial de la revista. Así era relativamente sencillo escalonarse en C, o B, y en aquellas instituciones que, además, daban un mejor apoyo económico a sus revistas, llegar hasta A2 e inclusive A1. Hacia el año 2012 [1], se dio el primer gran cambio, en este panorama de cuento de hadas, para nuestro entusiasta editor. Desde mucho antes en el mundo, la endogamia, consecuencia lógica del objetivo inicialmente planteado, comenzó a verse muy mal. Y el Publindex, siempre tardío en adoptar las tendencias mundiales, comenzó a exigirles a las revistas colombianas que no fueran endogámicas, así que se requería una apertura editorial e iniciar la búsqueda de autores externos a la institución editora, al igual que evaluadores. Sin embargo, se seguía juzgando a las revistas colombianas por calidad editorial, y puesto que todavía era posible incluir una buena proporción de artículos científicos de la misma institución, pues la situación siguió básicamente igual. Hacia el año 2016 se dio el 2º gran cambio, que ya definitivamente arruinaría el paisaje de cuento de hadas para nuestro entusiasta editor [2] . Ya este panorama favorable había dado como resultado que en Colombia existieran aproximadamente 520 revistas científicas, número que según los expertos 1 Profesor Titular, Investigador, Editor Revista Archivos de Medicina (Manizales).
doi:10.30554/archmed.18.2.2876.2018 fatcat:7dwbab4exjcb7oklevnm7pnnmu