Los acueductos romanos

C. Fernández Casado
1968 Informes de la Construccion  
Informes de la Construcción Vol. 20, nº 197 Enero, febrero de 1968 © Consejo Superior de Investigaciones Científicas Licencia Creative Commons 3.0 España (by-nc) http://informesdelaconstruccion.revistas.csic.es Símbolo típico de una cultura urbana, enlaza el río, lo más salvaje y potente de la naturaleza, con la ciudad, donde el agua, dominada, permite a sus habitantes satisfacer tma gama importante de necesidades primarias: la bebida, el baño, el disfrute de las fuentes, da energía a la
more » ... ia artesana, etc. La monótona repetición de las arcadas del acueducto con sus pilares en procesión permanente de servidores que aportan la ofrenda del agua, siempre en vela, como el estado romano protector de sus subditos. En este ritmo unísono de marcha militar, los pilares son centinelas perpetuos que se repiten el santo y seña, servicio del campo a la ciudad y, al mismo tiempo, imposición de la ciudad sobre el campo, y, en definitiva, servicio e imposición del estado a sus ciudadanos. Se dice que la ruina de los acueductos de Roma motivó el abandono de las viviendas sobre las colinas, y Lyon, una gran urbe en época romana, se empobreció hasta casi desaparecer en la Edad Media, a causa de la ruina de sus acueductos, cuando las invasiones de los bárbaros al comenzar el siglo IIL Suerte parecida tuvieron otros acueductos, y sólo los árabes renuevan esta cultura del agua, restaurando algunos acueductos inutilizados por la acción del tiempo y más por el vandalismo de los hombres. También construyen algunas conducciones, aunque de mucha menos envergadura. Hasta los tiempos actuales no se ha llegado a realizaciones con análogo empeño al de los romanos, siendo ejemplar para esto el caso del abastecimiento de Toledo, donde se ha cerrado recientemente un ciclo completo de soluciones al problema, con la traída romana del Guadalerzas, rueda elevadora árabe, artificio de Juanelo renacentista, aguadores con borriquitos modernos, y nuevo abastecimiento del agua con presa de embalse, conducción en canal, acueductos y depósito terminal como en la primitiva romana. Además de su fidelidad a lo romano, dándonos una muestra auténtica de lo que hicieron y, por consiguiente, lo que fueron estos antepasados, y exigiéndonos, por tanto, un esfuerzo para comprenderlos en esta manifestación de su arte por excelencia, la arquitectura, nos dan también una primera lección de estética, adquiriendo así universalidad y, por consiguiente, actualidad. Desde nuestro punto de vista de ingenieros, esta actualidad es verdaderamente vital y básica para orientarnos en una mejor comprensión de nuestra profesión, y precisamente ahora, cuando las máquinas electrónicas nos dejan sin trabas hacia lo verdaderamente esencial de nuestra labor. La serie de acueductos españoles constituye una verdadera selección de ejemplares representativos en la evolución del tipo, y van a ser preciosos para intentar este enfoque estético de la arquitectura desde sus raíces más fuertes y sencillas. 54 © Consejo Superior de Investigaciones Científicas Licencia Creative Commons 3.0 España (by-nc) http://informesdelaconstruccion.revistas.csic.es Arcadas del acueducto terminal de la Aqua Marcia, una de ellas con refuerzo posterior. Sobre su caja, restos de la de la Tépula. Según (107). acueductos de la ciudad de Roma Casi todas las conducciones de agua de la ciudad de Roma, que eran doce en total, llevan el nombre del cónsul o emperador bajo cuyo mandato se construyeron o se reconstruyeron con grandes reformas. E n las restantes, es la fuente o el río de donde toman el agua la que califica la conducción. Por orden cronológico son: Aqua Appia, Anio Vetus, Aqua Marcia, Aqua Tépula, hasta aquí de época republicana; después: la Julia, Aqua Vérgine y Aqua Alsietina, del imperio de Augusto; a continuación: la Claudia, y el Anio Novus, durante Claudio; la Trajana, del emperador español; y la Alejandrina, de Alejandro Severo. La primera de estas conducciones es la Appia, que se construye en 312-11 a. de J. C, siendo censor Appio Claudio, el mismo que da nombre a la Vía Appia. Tenía 16.561 m (11.130 pasos) con un solo acueducto de 90 m en la llegada a Roma, cerca de la puerta Capena. jons Lriulia), cuya agua A r c o s neronianos en prolongación del Aqua Claudia. Según (102). 55 © Consejo Superior de Investigaciones Científicas Licencia Creative Commons 3.0 España (by-nc) http://informesdelaconstruccion.revistas.csic.es Restos de las arcadas del Aqua Virgo. Según (107). 55 © Consejo Superior de Investigaciones Científicas Licencia Creative Commons 3.0 España (by-nc) http://informesdelaconstruccion.revistas.csic.es La conducción Trajana, para servir a la región Transtiberina, recogía tres aportaciones con longitudes hasta de 11.700 m, y tenía luego trayecto único de 32.500. La caja estaba construida en fábrica mixta de reticulada y ladrillo, y los acueductos, que son siempre de pequeña altura, a excepción del que salva al Valle de la Trave, en fábrica de ladrillo. El Aqua Alejandrina, que viene a continuación y es la última, se debe al emperador Alejandro Severo, en 226 d. de J. C. Tiene varios acueductos de arcos elegantes en uno o dos pisos, como el del Valle de la Marranella, con 52 arcadas. 57
doi:10.3989/ic.1968.v20.i197.3942 fatcat:3wz4fwtsyrefhhznx5mdkwsica