Espacio, tiempo, ciudad: la representación de Buenos Aires en El Eternauta (1957-1959) de Héctor Germán Oesterheld

Benjamín Fraser, Claudia Méndez
2012 Revista iberoamericana  
...por primera vez me pintaba en toda su desnudez la catástrofe que nos rodeaba, toda la muerte que se había abatido sobre la gran Buenos Aires. -el personaje Juan Salvo, en El Eternauta, 1957-59, 28 We thus need to explore the proposition that the distinctiveness of SF as a genre has less to do with time (history, past, future) than with space. -Fredric Jameson, "Science Fiction as a Spatial Genre," 1987, 58 HÉCTOR GERMÁN OESTERHELD (1919-1978: AUTOR DE EL ETERNAUTA No hay duda de que HGO -la
more » ... breviación por la cual más frecuentemente se reconoce Héctor Germán Oesterheld 1 -realiza con su historieta/novela gráfi ca El Eternauta un producto tan atrevido como fascinante. La obra fue publicada por entregas durante los años 1957 y 1959 en la revista argentina llamada Hora Cero Semanal (fundada por el autor mismo) y se puede considerar un doble éxito: a través de la narración de una trama intrigante que sobrepasa los límites de historieta y se aproxima a la extensión de novela, HGO logra lanzar una crítica política e invocar además los elementos fundamentales de la ciencia-fi cción (de aquí y en adelante CF; en inglés se abrevia SF). En El Eternauta se oyen los ecos de obras consideradas como esenciales tanto desde la perspectiva de la CF entendida como género literario (como The Time Machine [1895] y The War of 1 Como subraya Alfredo V. E. Rubione, Oesterheld también publicaba cuentos bajo seudónimo (Héctor Sánchez Pujol) en la revista Más Allá (230). 58 BENJAMIN FRASER Y CLAUDIA MÉNDEZ R e v i s t a I b e ro a m e r i c a n a , Vo l . L X X V I I I , N ú m s . 2 3 8 -2 3 9 , E n e r o -J u n i o 2 0 1 2 , 5 7 -7 2 ISSN 0034-9631 (Impreso) ISSN 2154-4794 (Electrónico) the Worlds [1898] de H.G. Wells [ ) como dentro de la gran tradición de la literatura fantástica argentina (los cuentos de Borges y Bioy Casares en particular). Para algunos, esta obra magistral de HGO marca un hito en la historia de CF en Argentina y por extensión toda América Latina. Por ejemplo, el crítico argentino Alfredo V.E. Rubione afi rma que "nuestra ciencia fi cción surge a través de la historieta," y hasta declara aún más atrevidamente que "El Eternauta [...] establece el momento preciso en que la ciencia fi cción argentina abandona los tópicos y los modos de representación propios de la ciencia fi cción anglosajona y consolida los suyos" (229). Se nota que, en el período antes de la publicación de El Eternauta, era común ubicar la trama de la ciencia fi cción argentina en EE.UU., algo de lo cual se quejaba públicamente HGO en por lo menos una revista de ese tiempo (Rubione 230), 2 y Oesterheld en efecto "[invirtió] el lugar de la enunciación" (Rubione 232) de la CF. En estas circunstancias, es aun apropiado especifi car que la utilización del espacio bonaerense 3 en la historieta en cuestión desempeña un papel sumamente legitimizador en cuanto al establecimiento de la ciencia fi cción argentina autóctona. Dado que Oesterheld fue un creador inolvidable, casi tan mítico como su personaje El Eternauta, primero es lícito dedicar algunas líneas sobre su vida, que empezó en Buenos Aires el 23 de julio de 1919, siendo hijo de un estanciero de origen alemán. En su infancia, la familia perdió el campo y se mudaron durante un tiempo a Rosario, más tarde se radicaron en Buenos Aires, donde el autor hizo sus estudios secundarios. En la universidad estudió geología, se recibió y consiguió un trabajo en su área profesional; al mismo tiempo, escribió artículos, cuentos infantiles y guiones de historietas. 4 Se casó y tuvo 4 hijas; tuvo que elegir entre la profesión y el pasatiempo y eligió la literatura. Más tarde estuvo comprometido con la lucha política, fue jefe de prensa de la organización Montoneros y desapareció el 27 de abril de 1977. Hay testimonios orales que declararon haberlo visto en diferentes centros clandestinos de detención durante la dictadura militar y fue asesinado, con toda probabilidad, en 1978. Lo cierto es que después de la Navidad
doi:10.5195/reviberoamer.2012.6887 fatcat:euxi46hpzrayraz7z6pvyrt65a