Textología nahuatl y nuevas interpretaciones

Amos Segala
1991 Revista iberoamericana  
A Para empezar, sacaré a colación una experiencia personal que me afectó, metodológicamente, muchísimo. Eran mis años de Universidad y seguía, en Génova, los cursos del famoso helenista Mario Untersteiner. El nos dictaba un curso sobre Píndaro, a quien estudiabamos en la edición crítica que el estudioso polaco Aleksandr Turyn había publicado en 1950. Esta edición había producido una verdadera revolución hermenéutica. Los numerosos cambios textuales, la reconstitución, los reagrupamientos
more » ... tes de algunas Odas del lírico griego -acerca del cual todo parecía, desde este punto de vista, haber sido ya dicho-, la restitución o el cuestionamiento de la traditio de los escoliastas me enseñó, de una manera directa, que el texto debe ser fijado con las mayores precauciones y que esta fijación, base y fundamento del discurso crítico, es siempre un proceso provisorio y perfectible, que exige virtudes filológicas, pero también conocimientos históricos y técnicos correspondientes a otras disciplinas y a otras miradas. Este fenómeno no es una excepción, sino más bien una constante en el campo de los estudios filológicos. Recordaré que, en lo que concierne el mundo clásico, la historiografía erudita helenística mencionaba obras, cronologías, temas, de los que quedan pocos vestigios en el discurso concreto de los manuscritos de los autores citados que obran en nuestro poder. En estas condiciones, tenemos que aceptar que los balances que proponen los manuales son provisorios, y lo serán para siempre, ya que hay eslabones que faltan (¿cuáles?) y que si los conociéramos (vanas esperanzas) estaríamos obligados a sacar otras conclusiones, o las mismas, pero con argumentos más apuntalados, en lugar de los actuales, basados en indicios o en la tradición. Podemos de alguna manera verificar esta afirmación, recordando la conmoción hermenéutica que provocó el contacto con "nuevos manuscritos" cuando, en el siglo XVI, los sabios bizantinos abandonaron Constantinopla, llevando consigo un buen número de textos de Platón, de Aristóteles y de la gran literatura griega del siglo V. Gracias a este contacto, textualmente seguro y amplificado, los clérigos de Florencia, de Roma, de Padua, de Bolonia, de Venecia y de Nápoles establecieron las premisas, los cimientos conceptuales de una revolución cultural, el Renacimiento, que habría de transformar Europa y sentar las bases de los tiempos modernos.
doi:10.5195/reviberoamer.1991.4925 fatcat:s726lyz67nfglmw4xpkgphgzva