Análisis de las estadísticas oficiales del suicidio en España (1910-2011) / Analysis of Official Suicide Statistics in Spain (1910-2011)

Jesús Javier Sánchez Barricarte, Borja Martí Rubio, Andy Eric Castillo Patton
2017 Revista Española de Investigaciones Sociológicas (REIS)  
Características sociodemográficas • Durkheim • Encuestas por paneles • Suicidio • Tasas estandarizadas Resumen En este trabajo se muestra la evolución histórica de las tasas de suicidio en España desde 1910 hasta 2011. Como novedad se presentan las tasas de suicidio estandarizadas, lo que las hace perfectamente comparables geográfica y temporalmente, ya que no se ven afectadas por la estructura de la población. Utilizando datos históricos de una serie de variables socioeconómicas para todas las
more » ... provincias y aplicando novedosas técnicas estadísticas de análisis de panel de datos, hemos podido confirmar muchas de las hipótesis establecidas por Durkheim a finales del siglo XIX, especialmente las relacionadas con el nivel de fecundidad y nupcialidad, la edad, el sexo y el índice de envejecimiento. También hemos contradicho los planteamientos del sociólogo francés en lo referente al impacto del proceso de urbanización y la pobreza sobre el suicidio. Abstract In this article we examine the evolution of suicide rates in Spain from 1910 to 2011. As something new, we use standardised suicide rates, making them perfectly comparable geographically and in time, as they no longer reflect population structure. Using historical data from a series of socioeconomic variables for all Spain's provinces and applying new techniques for the statistical analysis of panel data, we are able to confirm many of the hypotheses established by Durkheim at the end of the 19th century, especially those related to fertility and marriage rates, age, sex and the aging index. Our findings, however, contradict Durkheim's approach regarding the impact of urbanisation processes and poverty on suicide. (2017). «Análisis de las estadísticas oficiales del suicidio en España (1910España ( -2011». Revista Española de Investigaciones Sociológicas, 160: 95-114. (http://dx.doi.org/10.5477/cis/reis.160.95) La versión en inglés de este artículo puede consultarse en http://reis.cis.es Reis. Rev.Esp.Investig.Sociol. ISSN-L: 0210-5233. Nº 160, Octubre -Diciembre 2017, pp. 95-114 96 Análisis de las estadísticas oficiales del suicidio en España IntroduccIón La Organización Mundial de la Salud (2014) estima que más de 800.000 personas se suicidan cada año en el mundo. El suicidio es una de las tres principales causas de muerte entre las personas de 15 a 44 años, por lo que este fenómeno se ha convertido en un grave problema de salud pública en muchos países. En España fallecen más hombres por suicidio que en accidentes de tráfico (Instituto Nacional de Estadística, 2016). Sin duda que la comprensión de este complejo fenómeno es de interés para numerosos investigadores y responsables de políticas públicas. En España no hay muchos trabajos de carácter histórico sobre el suicidio. Si no nos equivocamos, el primer estudio sobre el suicidio lo realizó Tapia y Gil (1900). Los que se retrotraen a las primeras décadas del siglo XX son muy pocos. Las publicaciones de Navarro Domínguez (1958), del Instituto Nacional de Estadística (1959) y de Mirón et al. (1997) ofrecen datos desde el año 1906, pero contienen graves defectos metodológicos (por ejemplo, trabajan con datos absolutos sin caer en la cuenta de la necesidad de hacer uso de algún indicador relativo; al no utilizar tasas, los autores llegan a conclusiones incorrectas). De Miguel (1969) hace una revisión de las tesis de Durkheim y las contrasta con datos sobre el suicidio en España durante la primera mitad del siglo XX. Su trabajo es metodológicamente mucho más rico que los anteriores, pero no utiliza tasas estandarizadas (más adelante trataremos este tema con profusión) ni hace uso de modelos estadísticos que, como los disponibles en la actualidad, nos permiten ponderar el efecto que las diferentes variables sociales pueden tener en la incidencia de este fenómeno. La mayor parte de los estudios publicados hasta ahora cubren cortos períodos de tiempo de épocas recientes (Álvarez Riesgo et al. Además de las publicaciones que hacen referencia al conjunto del país, también las hay que analizan este fenómeno en determinadas comunidades autónomas o provincias, igualmente centrándose en períodos muy breves de finales del siglo xx o principios del xxi (Arán Barés et al., 2006; Córdoba-Doña, 2014; Morant et al., 2001; Pérez Hoyos y Fallos Miñana, 1996; Rodríguez Pulido et al., 1991; Vidal Rodeiro et al., 2001) . Muy pocas investigaciones hacen algún mínimo análisis estadístico sobre las causas que han podido influir en el devenir de las tasas de suicidio. En el mejor de los casos aportan una breve descripción de los posibles factores que se sospecha que hayan podido desempeñar algún papel. Tan solo los trabajos de Tapia Granados (2005) , Córdoba-Doña et al. (2014), Miret et al. (2014) y López Bernal et al. (2013) analizan estadísticamente si las crisis económicas que ha sufrido España recientemente han tenido algún impacto en la prevalencia del suicidio. Dos son los principales objetivos que perseguimos en este trabajo. En primer lugar, queremos ofrecer una relación estadística fiable sobre la evolución histórica de la intensidad del suicidio (medida por las estadísticas oficiales) en España desglosada por sexo y grupos de edad desde inicios del pasado siglo xx hasta la actualidad. Recientemente han aparecido varias investigaciones sobre diferentes países en las que se analizan largos períodos temporales aportando información de gran interés para entender las causas del suicidio 1 . Creemos que puede ser 1 muy relevante que también se haga este tipo de investigación para España, ya que el análisis de amplios períodos puede ser de gran ayuda, tanto para una mejor comprensión del fenómeno como para optimizar las estrategias nacionales de su prevención. Aunque los factores que pueden incidir en el desencadenamiento de la conducta suicida son muchos (personales/individuales, sociales, psicológicos, culturales, biológicos y medioambientales), nuestra pretensión en este artículo es intentar descubrir si históricamente algún factor sociológico ha podido tener alguna influencia estadísticamente significativa. Este será, pues, nuestro segundo gran objetivo. el análIsIs socIológIco del suIcIdIo en durkheIM El trabajo sociológico sobre el suicidio ha estado dominado por la tradición durkheimiana en el último siglo (Lester, 1992; Stack, 1982) . Aunque fuera originalmente el marqués de Montesquieu quien propugnara una primera aproximación científico-social sobre la cuestión del comportamiento suicida (Gonthier, 1998: 120), fue el francés Émile Durkheim (1858-1917) quien aunó esfuerzos para explicar sociológicamente este fenómeno. Para Durkheim el comportamiento suicida no se debe exclusivamente a una serie de actos individuales, sino que cree que existen pautas sociales que lo explican. Incluso en un acto tan personal como este hay fuerzas sociales (fuera del individuo) que lo influyen. El suicidio es ante todo un fenómeno social y sus causas son antes sociales que individuales. Sin pretender hacer una relación detallada, queremos destacar algunas de las hipótesis más relevantes que planteó Durkheim ([1897] 2015) sobre la influencia que diferentes factores sociológicos tienen sobre el comportamiento suicida: a) La participación en la vida religiosa: la religión per se no preserva del suicidio sino que contribuye a la integración social que lo mitiga. El proceso de secularización rompe los lazos que integran a los individuos con el grupo e incrementa el riesgo de suicidio. Cuanto menos sólido es el credo colectivo de una sociedad religiosa, menor será su grado de unión, y precisamente sería esa menor integración la que conduciría a una mayor incidencia de suicidios. Quienes profesan alguna religión protestante (mucho más individualista y con menos prácticas comunes) presentan un mayor nivel de suicidio en comparación con los católicos o los judíos (religiones más dogmáticas y jerarquizadas). b) El nivel educativo: Durkheim observó una relación positiva entre el nivel de instrucción y la incidencia del suicidio. Creía que la secularización de la educación y el incremento del nivel educativo eran factores que contribuían al individualismo. Ahora bien, para Durkheim los seres humanos no se suicidan porque sean instruidos sino porque la sociedad religiosa de la que forman parte ha perdido su cohesión. La educación, como el suicidio, es efecto de una misma causa: la falta de cohesión social producto de la pérdida de prácticas y creencias comunes sólidamente sostenidas y desarrolladas. La solución no es desalentar la instrucción, más bien al contrario, se deben desarrollar las ciencias porque solo ellas pueden ser nuestro guía ante el progresivo debilitamiento de las sociedades religiosas. c) La vida familiar: según las estadísticas que manejó Durkheim (fundamentalmente referidas a Francia), el hecho de vivir en matrimonio atenúa levemente la incidencia del suicidio en el caso de los hombres, pero en el caso de las mujeres es incluso perjudicial. El divorcio y la viudez alteran la vida familiar y predisponen más al suicidio de los varones, en cambio benefician a las mujeres. Para él no sería tanto la vida conyugal la que permitiría disminuir las probabilidades de suicidio sino los hijos y, con ellos, la vida familiar propiamente dicha. Nueve años antes de que apareciera su libro sobre el suicidio, Durkheim Reis. Rev.Esp.Investig.Sociol. ISSN-L: 0210-5233. Nº 160, Octubre -Diciembre 2017, pp. 95-114 98 Análisis de las estadísticas oficiales del suicidio en España (1910España ( -2011 ([1888] 1998) publicó un artículo donde examinaba la relación entre las tasas de suicidio y las de fecundidad. Sus conclusiones son muy claras: el descenso de los niveles de fecundidad no solo perjudica a la sociedad en su conjunto sino también a los individuos al incrementar las tasas de suicidio. Cuantos más hijos se tienen, menor es la tendencia al suicidio. La vida familiar, como la religión, ayuda a reducir las tasas de suicidio porque incrementa la vitalidad del grupo social y, por lo tanto, la integración de sus miembros. d) La vida política: las grandes revueltas sociales (guerras, revoluciones, etc.) avivan los sentimientos colectivos y facilitan una mayor integración social, por lo que hacen disminuir los suicidios. Estos son raros en sociedades jóvenes en vías de evolución, pero aumentan a medida que las sociedades se desintegran. La vida política (como la religión y la familia) facilita que se estrechen los lazos sociales entre los individuos. Por el contrario, el exceso de individualismo deja desamparadas a las personas y no les permite dar un sentido satisfactorio a sus vidas. e) Los cambios bruscos económicos: según Durkheim, las transformaciones económicas súbitas (tanto las que aumentan el nivel de miseria como las que, por el contrario, incrementan la prosperidad) generan repentinos aumentos en las tasas de suicidio. Las crisis industriales o financieras acrecientan los suicidios no por lo que empobrecen a las sociedades (ya que las «crisis de prosperidad» tienen el mismo resultado), sino porque trastornan el orden colectivo y producen anomia. Con respecto al nivel de ingresos, Durkheim ([1897] 2015: 220) creía que la pobreza protege contra el suicidio porque es un freno por sí misma, «porque ella es, en efecto, la mejor de las escuelas para enseñar al hombre a contenerse». De esta manera, los países más pobres serían en cierta manera inmunes al suicidio. Durkheim establece la hipótesis de que mientras haya desarrollo económico habrá un incremento progresivo de la tasa de suicidios. f) Los sectores económicos: Durkheim ([1897] 2015: 169) considera que «la gran industria favorece el suicidio». La transformación económica de una base agrícola a otra industrial alimenta la anomia económica. Las relaciones industriales y comerciales que se establecen en el siglo xix, al carecer de toda regla moral (ya que toman al individuo como fin en sí mismo) y por las crisis periódicas que las acorralan, generan una situación de perpetuo cambio que impiden mantener fijo un orden normativo. g) Características demográficas (edad y sexo): el suicidio es una manifestación esencialmente masculina (por cada mujer que se suicida, Durkheim estimó que se suicidan 4 varones) y en todos los países la tendencia crece regularmente desde la infancia hasta la vejez más avanzada. h) Estructura demográfica (el envejecimiento de la población): además de afirmar que el suicidio aumenta con la edad y es mucho más frecuente entre la gente anciana que entre la población joven, Durkheim ([1897] 2015: 45) considera que las poblaciones con una estructura demográfica más envejecida también sufrirán mayores tasas de suicidio porque «en un pueblo envejecido y desorientado germinará fácilmente la insatisfacción vital, una melancolía inerte, que tiene funestas consecuencias. En cambio, en una sociedad joven, tenderá a prevalecer un idealismo ardiente, un proselitismo generoso y una abnegación activa». i) Población urbana: según Durkheim ([1897] 2015: 38 y 306), «el suicidio, como la locura, está más extendido en las ciudades que en el campo [...] las causas sociales de las que depende el suicidio están estrechamente ligadas a la civilización urbana, y es en los grandes centros de población donde son más intensas», «el suicidio es mucho más urbano que rural». El proceso de urbanización (como la industrialización o la secularización) rompe los lazos entre el indivi-duo y la vida en grupo y destruye las bases ancestrales de las relaciones familiares. Conforme la gente emigra a las ciudades en busca de oportunidades económicas, se debilitan los lazos con el resto de su familia, lo que incrementa el egoísmo y el riesgo de suicidio. Aunque el enfoque metodológico de Durkheim ha sido criticado, especialmente en lo referente a la debilidad de su análisis causal (Alvira Martín y Blanco Moreno, 1998), consideramos que puede ser interesante partir de sus ingeniosas propuestas teóricas para comprobar si, utilizando información de un largo período temporal de las provincias españolas, las intuiciones del sociólogo francés encuentran alguna base empírica. Puesto que apenas hay disponibles investigaciones que presenten pruebas sobre la relación en el largo plazo entre modernización y suicidio, creemos que este trabajo puede rellenar un importante hueco en la literatura. fuentes y Metodología Desde 1908 hasta 1972 los datos sobre suicidios fueron obtenidos de las Estadísticas del suicidio en España, publicados por el Instituto Nacional de Estadística (INE). Desde 1979 hasta 2013 la información fue servida electrónicamente por el INE. Las tasas de suicidio provinciales han sido calculadas para los siguientes años censales: . Dado que el número de suicidios anuales en algunas provincias es muy bajo, y con objeto de reducir la variabilidad, las tasas se refieren a la media de suicidios de los cinco años alrededor de cada año censal. Por ejemplo, la tasa de una provincia determinada del año 1910 se ha calculado teniendo en cuenta en el numerador la media de suicidios observados durante los años 1908, 1909, 1910, 1911 y 1912. De esta manera, conseguimos reducir notablemente la inestabilidad estadística que pudiera haber, sobre todo en provincias con población reducida: = Número medio de suicidios en los 5 años alrededor del año censal Población registrada en el censo 100.000 Las tasas específicas de suicidio para cada grupo de edad o sexo se calculan de igual manera, pero restringiendo los suicidios (numerador) y la población (denominador) al grupo de edad o sexo que se desee. Los datos sobre el número de suicidios que hemos utilizado son los reportados por las fuentes anteriormente citadas, sin modificaciones ni correcciones. Queremos advertir que hay algunos trabajos (Rodríguez Pulido et al., 1991; Alvira Martín y Canteras, 1997; Amezaga Echevarría y Orgaz Alonso, 2010) que han llamado la atención sobre la deficiente calidad de los datos de los suicidios reportados por el INE (tanto los referentes a las Estadísticas de suicidio como a las Estadísticas del Registro Causas de Muerte). Estas deficiencias se deben a una diversidad de factores: inexistencia de una definición consensuada del suicidio y la «distracción de datos» de los propios familiares dado el estigma social que tradicionalmente ha supuesto el suicidio. Creemos necesario insistir en que en esta investigación hemos trabajado exclusivamente con los datos oficiales y, por lo tanto, las conclusiones obtenidas están referidas únicamente a ellas. Una vez recopilados los datos históricos provinciales, hemos hecho un minucioso análisis con el objetivo de identificar alguna falta de congruencia en los mismos. Por ejemplo, hemos tratado de detectar si en algunas provincias se producían variaciones extrañas en las tasas por edad y sexo. Igual-Reis. Rev.Esp.Investig.Sociol. ISSN-L: 0210-5233. Nº 160, Octubre -Diciembre 2017, pp. 95-114 100 Análisis de las estadísticas oficiales del suicidio en España (1910España ( -2011 mente, también hemos analizado si hubo cambios bruscos en los rankings de suicidio por provincias en períodos cortos de tiempo. Exceptuando quizá el caso de Vizcaya en el año 1920 (donde se percibe una anormal caída en la tasa de los varones), no hemos detectado ningún tipo de incoherencia que nos haga sospechar de la fiabilidad de nuestros datos. Averiguar el nivel de inconsistencia de las fuentes o las diferentes prácticas de registro de las distintas instituciones queda totalmente fuera del alcance de este trabajo, más aún dado su carácter histórico. Esa es una tarea que probablemente se tendrá que acometer en el futuro. El suicidio es un fenómeno que está muy relacionado con el sexo (se suicidan muchos más hombres que mujeres) y la edad (la incidencia se incrementa notablemente entre los adultos y, sobre todo, ancianos), por lo que la composición o estructura de una población tiene un importante efecto sobre los valores de las tasas de suicidio de la población total. Es decir, aunque las tasas de suicidio en cada grupo de edad se mantuvieran constantes, las tasas referidas a la población total podrían variar simplemente por los cambios en la estructura de la población. Puesto que es bien conocido que a lo largo de nuestro período de estudio la estructura por edad y sexo de las diferentes provincias ha cambiado mucho, es imperativo aplicar técnicas de estandarización en el cálculo de las tasas de suicidio de la población total para que estas puedan ser comparables temporal y geográficamente. Así se ha hecho en otros estudios similares (Thomas y Gunnell, 2010; Stack, 1993; Neumayer, 2003) . En este trabajo hemos utilizado la conocida como técnica de estandarización directa (Vinuesa et al., 1994: 52-54), que consiste simplemente en aplicar una población tipo a las tasas específicas de suicidio por edad y sexo observadas. La población tipo (o estándar) que hemos elegido ha sido la de los hombres del conjunto de España re-cogida en el censo del año 2011. De esta manera, todos los valores de las tasas totales provinciales que hemos calculado son perfectamente comparables entre sí, ya que están referidos a la misma estructura demográfica 2 . Para testar la validez de algunas de las propuestas de Durkheim, hemos recogido información referida a un buen número de variables socioeconómicas. Nos hubiera gustado haber podido disponer de más (especialmente aquellas referidas al proceso de secularización, la incidencia del divorcio o la vida política, el estatus o la etnia), sin embargo, es fácil imaginar la gran dificultad que supone recopilar este tipo de información. No obstante, consideramos que, a tenor de los resultados obtenidos, la base de datos compilada es de gran relevancia. Las variables para las que hemos podido recopilar datos son las siguientes: -Producto interior bruto per cápita al coste de los factores en pesetas constantes del año 1995 (PIBpc): desde 1910 hasta 1920 los datos proceden de Rosés et al. (2010) y Díez Minguela et al. (2015); desde 1930 a 2000, de Alcaide Inchausti (2003). Como se verá posteriormente en el modelo estadístico que hemos elaborado, a partir de esta información también hemos calculado otra variable que recoge la tasa de crecimiento anual del producto interior bruto per cápita (ΔPIBpc). 2 Para aplicar la técnica de estandarización directa lo ideal es disponer de las tasas específicas de suicidio para cada grupo de edad de 5 años. Sin embargo, dado que los datos sobre suicidios provinciales aportados por el INE vienen reportados en grandes grupos de edad, tan solo hemos podido calcular las tasas específicas de suicidio de tres grandes grupos etarios: 0-29, 30-59 y 60+ años. Por lo tanto, nuestra estandarización no es la ideal (dado el escaso número de grupos de edad), pero consideramos que es suficientemente válida para nuestro objetivo de investigación, ya que, como veremos más adelante, corrige sustancialmente los efectos de la edad y el sexo.
doi:10.5477/cis/reis.160.95 fatcat:xlmwutznqzffxjvkd6esnespwa