Evolución de las monografías locales
Málaga Memoria, Alonso Jim Énez Moreno, José Darío, Moreno Suárez
1996
unpublished
RESEÑAS universidades. Dudosa afirmación. que se contradice en página II2: "Es un hecho incuestionable que Boyacá es, primordialmente , un departa-mento campesino··. No obstante, la instalación de industrias medianas debiera ser posible, con lo cual se intentaría controlar el éxodo a Bo-gotá. Mas no se puede contar con inversión privada si no se dan las condiciones, y las empresas estata-les, con sus ruinosos sindicatos, no pueden estar más desprestigiadas. Aplicando un criterio poco estric-to
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... e puede decir que texto y foto-grafías se complementan bien, me-diante una diagramación atractiva. casi en todo acertada, y una impre-sión de buena calidad, dentro de los estándares locales. Mirado con rigor profesional, sin embargo, debe ano-tarse que las fotografías presentan una calidad muy dispareja, porque proceden de más de veinte fuentes desiguales , sin control técnico. lo que hace imposible exigir mejores resul-tados al impresor. Que sin duda hizo milagros, al verse forzado a aceptar originales por los que ningún impre-sor de valía puede responder. Cosas del subdesarrollo que, pese a todo, no deja de tener su lado amable. Por ejemplo , si desafortunadamente ocurrió un error, no detectado a tiem-po, en lugar de repetir un pliego, lo que excede el presupuesto, no tene-mos inconveniente en sobreponer un pedacito de papel para enmendar el error, así sea en primera página. De todos modos, el libro es tam-bién un buen regalo para Boyacá, aunque e l mapa aparezca disminui-do en la última página, porque no sabemos hacer mapas útiles y atrac-tivos. Nos limitamos a copiar al Agustín Codazzi. Es de esperarse el envío de ejemplares a cada pueblo, porque de lo contrario los boya-censes no van a conocer su regalo. Como tampoco tienen acceso a las esmeraldas, botín de aventureros y bandidos. En cierta ocasión viajé a una zona esmeraldífera, no para buscar gemas, sino alguna pequeña artesanía, pero encontré que ningún forastero podía entrar allí, porque los forasteros que se tomaron la re-gión la controlan palmo a palmo. Recorrer a Boyacá trae frecuen-tes sorpresas. dada la clarividencia de sus gentes: alguna vez viajé con un editor argentino. atraído por la fama del paisaje. Al regreso, mucha-chos que ofrecían su mercancía a la salida del pue blo, empeza ron a gri-tar: " ¡Gauchos, gauchos!". Y don Carlos Lohlé se mostró sumamente sorprendido de que aquellos jóvenes pudieran adivinar su procedencia con sólo verlo pasar en automóvil. En otra ocasión viaj é con un ve-terano industrial, que deseaba hacer algo por Boyacá. Y ocurrió que a la salida de Villa de Leyva, lugar de vestigios arqueológicos. otros mu-chachos ofrecían sus piedras a la ori-lla de la carretera, como es costum-bre. y empezaron a gritar: "¡Fósiles, fósiles! ". Mi amigo quedó muy ex-trañado por la falta de educación de aquellos jóvenes, y prometió no vol-ver a pasar nunca por allí. Aparte de lo que me ocurrió con las figuras de c~rbón que se tallan en Tópaga, podría contarles a ustedes muchas anécdotas divertidas acerca de chascos que me han ocurrido en Boyacá, pero será para otro día, pues en este momento se fue la luz. por-que se robaron la hidroeléctrica. J A 1M E J ARAMILLO E SCOBA R
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